POR LA LIBERTAD

Pasaportes

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Por algún motivo que ignoro, el Instituto Guatemalteco de Migración está tardando una eternidad en entregar un nuevo pasaporte o sustituir el actual a quienes lo solicitan. Un amigo tuvo que dejar de participar en una actividad académica en el extranjero porque le dieron la cita para renovar sus pasaportes después de la fecha de su evento. Otro me comentó que pidió cita en marzo y se la dieron hasta noviembre. ¿Qué está pasando?

Hasta ahora, la entrega de pasaportes era rápida y eficiente. No sé qué está pasando, pero es una ineficiencia enorme el que no puedan entregar un pasaporte inmediatamente. Desde hace años vengo pensando que se deberían entregar pasaportes con duración de 10 años, como lo hacen otros países civilizados. Aquí seguimos con entrega de pasaportes que vencen cada cinco años. Esto disminuiría a la mitad la cantidad de pasaportes a renovar y ayudaría al proceso a ser más rápido. Se evitaría así la molestia que causa el tener que ir a renovar el pasaporte cada cinco años.

Una de las razones por las cuales muchas de las cosas que hace el gobierno se traban de cuando en cuando o casi siempre es porque están centralizadas y manejadas por fondos públicos. Si se descentralizara y se permitiera que hubiera competencia en la expedición de pasaportes, como en cualquier otro requerimiento de la ciudadanía, las empresas en lo privado lo harían mucho más rápido y eficiente. Solo así se asegurarían de tener más cantidad demandada; es decir, clientes. Se aplicaría a todos los servicios y trámites que se requieren de entidades públicas.

' La justificación de la pandemia me ha parecido una excusa barata para tomarse tanto tiempo.

Ramón Parellada Cuadrado

La pandemia ha venido a causar atrasos en tantas cosas, pero dejar esperando a las personas diez meses por un pasaporte no me parece justo. Pasa también con otros países. Para renovar la visa americana, las citas han llegado a tomar más de un año, por ejemplo. La justificación de la pandemia me ha parecido una excusa barata para tomarse tanto tiempo. Pero esto pasa con todos los gobiernos por la misma situación de burocracia que se vive en esas entidades. En lo privado, la búsqueda de utilidades por parte de los propietarios hace que se mueva todo lo necesario para atender y servir mejor al consumidor. El consumidor es el Rey, ya que con su acto de escoger a dónde ir para comprar o acceder a un servicio premia a las empresas más eficientes, las que mejor le sirven, y castiga a las que no son tan buenas. De esta manera, el consumidor emite continuamente un voto de confianza a favor de las mejores empresas. Estas son las que crecen y obtienen más utilidades al final de cuenta. Y lo hacen porque le sirven mejor al consumidor final.

En muchas entidades del gobierno, los funcionarios actúan por presiones de grupo, incluso de los sindicatos. En las empresas privadas actúan por interés propio, por buscar mejores oportunidades y utilidades para la empresa, ya que ello redundará en mayores beneficios para ellos. Si uno se queja de un funcionario público, no pasa nada. Si la queja es de una entidad privada, hay acción. La razón es sencilla, en las empresas públicas no hay motivación extra por servir mejor al consumidor, ya que no hay beneficio extra, mientras que en la privada sí, y por lo tanto una queja es algo que ahuyenta potenciales clientes. Y una persona que hable mal de la empresa puede influir a otras 20 para que no lleguen a esa empresa. Por eso se acciona para mejorar. No quiere decir que no se encuentre uno con servicios deficientes, pero las quejas en las empresas privadas las hacen mejores porque se preocupan por su imagen y futuras utilidades.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).