CATALEJO

Planes: en porcentajes y en cifras absolutas

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El presidente Alejandro Giammattei hizo públicas las 50 metas de su plan de trabajo para cumplir en los próximos cuatro años, una decisión concordante con la inmediatez necesaria ahora para permitirle a la ciudadanía saber qué puede esperar y cómo puede comparar estas ideas con las realidades obtenidas. Esos datos fueron presentados en porcentajes y cifras, pero en forma separada. Es conveniente hacerlo ahora combinados, con el objetivo de facilitar la comprensión de las prioridades del gobierno y los resultados esperados. De esa forma los ciudadanos y las instituciones interesadas pueden cuantificar los avances. Me extrañó no ver las acciones específicas contra la corrupción, uno de los temas señalados con más ahínco y fuerza en el discurso inaugural.

' Para comprender, valorar y comentar los planes gubernativos se deben señalar conjuntamente sus porcentajes y cifras absolutas.

Mario Antonio Sandoval

En lo referente a educación, el plan cuatrienal, es decir 2020-2024, señala el objetivo de aumentar en 12% el nivel preprimario; y en 17% cada uno a la primaria y la secundaria; en 11% el nivel diversificado, así como reducir en 5.09% la tasa de analfabetismo. Se necesita saber las cifras actuales para calcular el número de escolares beneficiados. En cuanto a los servicios de alimentación escolar, solo señala un aumento de 830 millones, sin decir tampoco el porcentaje de esa cifra en comparación con lo presupuestado hoy en día. Las becas escolares para básico y diversificado llegarán a 50,541, al sumársele 19,579, es decir un 60%. Los seguros médicos escolares a tres millones de niños también deben ser aclarados, porque estas sí podrían comenzar desde el primer año.

El tema de la salud y desarrollo social es otro campo necesitado de cifras. Aquí falta saber el número de niños afectados, y comparar esa cifra con la de otros países latinoamericanos y del mundo. Lo mismo puede decirse en cuanto a la pobreza, qué cantidad de personas implica ese 9.3% actual, y el 5% para reducir del 23.4% a 18.4% la pobreza extrema. Llevar a 4 millones los desayunos y almuerzo servidos en comedores sociales y en otros 6 mil adultos mayores por el programa de pensiones son dos fuentes necesitadas de ser expresadas en porcentajes. Algo similar ocurre con la criminalidad, planificada en disminuir 20%; la tasa de homicidios en 8.8%. Construir 4 nuevos centros penitenciarios e incrementar 5 mil agentes de la policía adicionales.
En estos casos se necesita conocer cuáles son las cifras de otros países latinoamericanos. Solo así se podrá conocer la seriedad de los retos y con ello la obligación de trabajar en el gobierno y el resto de la sociedad para lograr avances, o cual no puede ser realizado solamente por el gobierno, a causa de sus recursos limitados, y porque previamente se necesita atacar de frente a la corrupción, con la firmeza expresada por el mandatario el martes pasado. Alguna vez leí esta frase: la calidad humana de una sociedad se manifiesta en la forma como trata a sus niños y a sus ancianos. Al analizarla, salta a la vista la terrible realidad guatemalteca, donde ellos son quienes sufren más. El inicio de la vida y su final cercano son dos de las etapas más duras para demasiados chapines.

Creo fácil de entender la necesidad de los nuevos funcionarios de no cesar en un empeño cuyo inicio debe ser en el menor tiempo posible, mejor si es inmediato. No puede olvidarse la atención a los inmigrantes, el aumento de consulados y el potencial turístico. La tarea es mucha y variada; el tiempo, corto por haberse perdido demasiado y porque la corrupción, el descuido y la irresponsabilidad, todos mezclados, han hecho retroceder a Guatemala a veces al último lugar en América Latina y hasta en varios otros lugares del mundo. La tarea de todos se facilita con acciones específicas, algunas simples de decidir e iniciar –la reforestación, por ejemplo— con efectos inmediatos. Terminada la oscura noche del gobierno anterior, es momento de iniciar el camino.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.