Comienzo con entusiasmo una nueva etapa en mi vida como columnista de Prensa Libre. Ya había escrito antes en este prestigioso medio, posiblemente hace más de 25 años, y me da gusto volver para tratar de compartir mis opiniones sobre diversos temas que nos defiendan de los ataques que hoy sufre nuestra libertad.

De esta cuenta, el nombre de mi columna es Por la libertad, y aunque puedo escribir de cualquier tema, en la mayoría de ellos trataré de explorar todas las facetas que nos permitan caminar un poco más hacia la libertad. Cuando hablo de libertad lo digo como un derecho individual que junto con la vida y la propiedad son fundamentales para que cualquier persona pueda desarrollarse y prosperar.

Pero la libertad es una característica propia de los seres humanos que los diferencia de cualquier otro ser, lo hace único e irrepetible. Ya Miguel de Cervantes Saavedra, en el Cap. XVIII de Don Quijote de La Mancha, 2da. Parte, exalta la libertad cuando Don Quijote le dice a Sancho: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

La libertad no es libertinaje. Siempre va acompañada de responsabilidad. Mi libertad termina donde comienzan la libertad y los derechos de los demás. Respetar los derechos individuales de los demás garantiza que también los míos serán respetados.

Libertad significa que, en una sociedad civilizada, la persuasión pueda más que la fuerza. Entre las personas debemos poder entendernos dialogando con buenos argumentos. No siempre tendremos la verdad ni la razón. Pero sí la capacidad para aceptar nuestros errores cuando estemos equivocados si respetamos las reglas del juego, que consiste en no pasar sobre los derechos individuales de los demás. Es verdad que el gobierno tiene el poder de la coerción, de la fuerza, pero para garantizar esos derechos individuales a la libertad, la vida y la propiedad. Son necesarios para proteger a los ciudadanos de aquellos que no quieren respetar la libertad y el derecho de los demás. En la medida en que la sociedad sea más civilizada, en esa medida se usará menos la fuerza y más la persuasión.

En todas las esferas de nuestras vidas aparece la libertad y los derechos individuales. Precisamente, la Libertad de Prensa es fundamental para que las personas en una sociedad puedan defenderse de aquellos gobernantes que quieren callarlas porque les resulta incómodo lo que dicen y critican. La Libertad es fundamental para frenar los abusos de poder y denunciar a los que pretenden perpetuarse en el mismo.

En Economía, las sociedades más prosperas son las que más han aplicado la libertad en todo sentido. Una economía abierta, en la que no existan barreras de entrada ni salida, consigue un mayor nivel de vida para sus habitantes que las que tienen economías cerradas. Lo mismo se aplica para la libertad de precios, de intercambios libres y voluntarios, una banca libre que tenga menos restricciones y regulaciones, tasas de interés no manipuladas, sino fijadas libremente por quienes interactúan en el mercado, libertad de contratación, de flujo de capitales, libertad para emprender una nueva empresa, para invertir y reinvertir. Todo esto, siempre en un marco de responsabilidad individual, defendiendo derechos ajenos. Por la libertad comentaré, criticaré y defenderé este tesoro de los peligrosos dictadores, del intervencionismo y de los abusos de nuestros gobernantes.