Catalejo
Por qué es crimen o delito destruir los monumentos
La comprensión de la historia se facilita al pensarla como parte de un proceso prolongado de tiempo.
La destrucción de monumentos históricos ha estado presente desde cuando el ser humano vivía en las cavernas. En la etapa histórica, se mantuvo antes de Cristo y también después, para continuar por milenios y siglos, incluyendo nuestros días. La diferencia se debe a los avances mal utilizados de la cultura, y por eso no implican respeto a las diferencias entre los grupos humanos integrantes de razas, religiones, y de la falta de pensamiento sobre la gravedad de destruir una muestra de arte, un monumento, por tanto irrepetible. Es discutible pero muchas veces merecida, la idea de no realizar monumentos a personajes cuyo paso por la Historia impide este honor. Pero si ya existen estatuas o pinturas, destruirlas por la mano del hombre es un delito de lesa humanidad.
Una imagen de Anubis, dios con cabeza negra, generalmente de piedra, era el dios de los muertos para los antiguos egipcios. Para los cristianos es una escultura de gran perfección y belleza y un monumento físico para exhibir en un museo. De los tótems de los pieles rojas, la serpiente emplumada Kukulkán de los mayas, se puede decir lo mismo. Para los descendientes mayenses las flores bajo los pies de los santos tienen significado religioso, mientras para los católicos constituyen una bella decoración natural. Como sea, destruirlos por razones de cambio de religión o de división cristiana no lo justifica. Al definir la palabra documento, el Diccionario de la Lengua Española define varios significados, uno de ellos en referencia a objetos no necesariamente físicos.
Los países hispanoamericano tienen una academia, representante oficial del español, a disposición para resolver dudas.
Eso incluye entonces el idioma o la música, productos culturales únicos del ser humano, con los elementos artísticos, arqueológicos e históricos. Eso implica un delito cuando se le emplea fuera de la lógica y el sentido común. Tiene unidad y reglas, lo cual no es inamovible, pero los cambios y agregados solo se justifican cuando nacen palabras nuevas. Por ello es correcto decir y escribir máus en referencia a las computadoras. Pero lo es cuando se escribe mouse —en inglés— pero pronunciarlo máus. En 1492, un conquistador usó la palabra canoa, propia de los indígenas taínos, inexistente en España. Al usarla en un reporte al rey nació el primer americanismo y se amplió el panorama geográfico del español. Eso ocurrió hace 532 años… y aún se usa, con el equivalente de piragua en el norte de Sudamérica, y de cayuco en Guatemala.
El español es más complejo: con poquísimas excepciones, se emplean el artículo masculino y al sustantivo en femenino: el futbolista, el internista, etc. Posee singular y plural, masculino y femenino con palabras separadas, pero también es incluyente. Nosotros, ellos —por ejemplo— incluye a nosotras y ellas, es decir, carece de sexo (no género). En referencia a un grupo femenino, sí se necesita emplearlo. Es masculino cuando se habla de los presidentes en general, pero si es un sustantivo femenino será la presidenta. Así ha sido. Los mandatarios, como personas individuales pueden romper el idioma diciendo rompido, no roto. Pero como primeros funcionarios tienen la obligación de hablar correctamente, no seguir modas que demuelan el monumento cultural llamado idioma.
El mal uso intencional del idioma por mandatarios y burócratas, con la equivocada idea de estar cercanos a la juventud, o de incluir a las mujeres, es equivocada porque ellas ya están incluidas, y es una tácita creencia a un segundo lugar para ellas en nuestro idioma común. No es esa la intención, pero afecta la esencia del idioma o señala cacofonías (repeticiones innecesarias y desagradables). En el caso de Hispanoamérica, cada país tiene una academia de la lengua, la cual donde el idioma es el oficial, sus veredictos en cuanto a significados y aplicaciones son superiores a los textos legales y por ello estos deben ser corregidos cuando no están correctos. Los países hispanoamericano tienen una academia, representante oficial del español, a disposición para resolver dudas.