CATALEJO

Primeros cuatro días marcaron dura pauta

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Los cuatro primeros días del gobierno mostraron cómo serán los cuatro años siguientes. De la guerra declarada y activa fue borrado el criterio de tregua, y esto elimina los tradicionales cien días de la luna de miel porque además la ciudadanía no considera la utilidad de cambios evolutivos y los exige revolucionarios, inmediatos, ni comprende el tiempo necesario para hacer equipo. Ningún partido político lo tiene, y por eso se necesitan alianzas, no equivalente a contubernios. Las respuestas a preguntas directas deben ser firmes, sobre todo cuando son sobre promesas. Los medios de comunicación y otros sectores no participaron en una lucha por el binomio, sino por el respeto a la Constitución y esto no implica pertenecer a ningún club, tácito o no.

' Los cuatro días marcaron la necesidad del apoyo económico internacional al político ante las maniobras.

Mario Antonio Sandoval

La Corte de Constitucionalidad tardó pocas horas en acatar la alternabilidad en el poder, principio constitucional superior a maniobras legales con intenciones ocultas. Sin embargo, extrañó su decisión de aceptar la instauración del binomio pero no de la directiva del Congreso. O todos en el suelo o todos en la cama, decían las abuelas. Es una buena decisión, pero debió ir acompañada de explicaciones lógicas dirigidas a la comprensión de los ciudadanos. Repetir la elección será inútil si existe la fuerza suficiente en el Congreso y si se dan explicaciones lógicas dirigidas a la ciudadanía, no a expertos constitucionalistas. Los ponentes y amparados provisionalmente —lo cual no significa nada— quedaron mal y aumentaron su desprestigio.

No habrá oposición política, sino guerra total. Está clarísimo y se puede enfrentar, pero requiere esa firmeza mencionada. Es loable el castigo a ilegalidades, pero no responde a un código de ética, sino es deontológico y a las cosas se les debe llamar por su nombre. La diferencia radica en la voluntad de aceptarlo y por tanto del castigo por incumplirlo. La insistencia en el supuesto lenguaje inclusivo es aceptar una mala moda porque al estar la mujer incluida en el plural, es innecesario y hasta ofensivo. En los seres humanos hay sexos, no géneros, pertenecientes a los objetos inanimados. Un presidente cumple con las reglas del idioma oficial del país. No es irrespeto a las mujeres, sino al contrario, porque señalar su inclusión es innecesario y hasta peyorativo. No hay detalles sin importancia.

• Los llamados a colaborar tienen enemigos políticos malintencionados y deben prepararse para responder bien, así como a la prensa. Y muchos carecen de este colmillo, pero pueden y deben ser entrenados para comprender esta actitud y no sentirse descorazonados ni cansarse pronto, a fin de no ser víctimas de la encarnizada lucha por hacerlos fracasar. Casi todos los puestos de gobierno son políticos o político técnicos. Sólo técnicos, son contados y no están en las más altas esferas. He visto muchos casos de personas pronto arrepentidas por no conocer las entrañas del monstruo, o conocerlo desde fuera nada más. El país necesita de personas conocedoras de sus temas, pero al mismo tiempo muy conscientes de cómo funcionan las decisiones políticas. Ojo: no politiqueras.

• En la entrevista a CNN, Fernando del Rincón preguntó cuándo comenzará a cumplirse la solicitud de renuncia a Consuelo Porras, pero la respuesta no fue firme. Este y otros temas, como la pérdida de visa de Giammattei y sus hijos están en la agenda personal de los ciudadanos. CNN interrumpió cuatro veces la entrevista para presentar autopromocionales y es un error porque estas deben hacerse sin detenerse, porque ese tiempo expone al entrevistado a críticas por considerarlo un chance para pactar preguntas. A esto se unieron las anteriores descalificaciones del entrevistador Del Rincón al equipo de comunicación presidencial, con el riesgo de un cierre de la fuente. Irrespeto a sus colegas. Resbalón… Pese a ello, logró una audiencia internacional aceptable.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.