Desarrollo de país
Productividad y sostenibilidad de la palma de aceite
El aceite de palma sigue siendo el aceite vegetal más producido y utilizado en el mundo.
Por cuarta ocasión, la Gremial de Palmicultores de Guatemala tuvo el privilegio de reunir en Antigua Guatemala a representantes de la cadena de valor de la agroindustria de aceite de la palma de 15 países del mundo. Productores, comercializadores, proveedores de insumos y servicios, clientes, representantes de organizaciones públicas y privadas, de carácter nacional e internacional, se hicieron presentes en ese evento con un propósito claro: adquirir nuevos conocimientos, intercambiar experiencias y crear redes de contactos para el largo plazo que permitan seguir forjando la ruta hacia la producción sostenible de aceite de palma.
La palma de aceite ocupa solamente el 1.6% del territorio guatemalteco.
En un entorno en constante evolución, en el cual las tendencias de mercado y las prácticas de eficiencia y sostenibilidad cada vez más moldean el camino, el IV Congreso Palmero se convirtió en un activo para el aprendizaje y un motor para la innovación. El aceite de palma sigue siendo el aceite vegetal más producido y utilizado en el mundo, representando el 35% de los aceites vegetales, seguido por el aceite de soya, el aceite de colza y el aceite de girasol. De la producción total de aceite de palma, Latinoamérica representa alrededor del 8%, donde Guatemala es el 1.3% del mundo. Con esa participación, Guatemala se mantiene como el sexto país productor de aceite de palma del mundo y es el tercer exportador. Aunque es una pequeña proporción del mercado, el aceite de palma de Guatemala ha ganado espacios relevantes por diferenciadores claves como lo son calidad y sostenibilidad.
Los productores de palma guatemaltecos, con su trabajo y esfuerzo diario, con su compromiso de hacer las cosas bien y producir de forma sostenible, generan condiciones que permiten medios de vida dignos, empleos formales y decentes que verdaderamente cambian realidades de miles de personas. La palma de aceite es uno de los principales sectores agroexportadores de Guatemala, que ha superado circunstancias globales y locales complejas y que continúa creyendo que la palma es una alternativa viable a la cual hay que invertirle, porque genera y da para todos.
La sostenibilidad es uno de los ejes transversales de sus operaciones y es una forma práctica de transformar el entorno de manera positiva. El 70 por ciento del total de aceite de palma que produce Guatemala está certificado por estándares internacionales RPSO e ISCC. En Guatemala, las plantaciones manejadas de manera sostenible aportan servicios ecosistémicos, fijan grandes cantidades de carbono y contribuyen con la conservación de biodiversidad.
Adicional a los aportes ambientales, la palma de aceite genera impactos positivos en lo social y en lo económico. En el año 2023, la agroindustria representó un aporte económico equivalente al 2.3% del PIB del país y alrededor del 23% del PIB agrícola, generando empleos formales y decentes que se mantienen durante todo el año. El aporte de las empresas de palma al desarrollo local de las comunidades vecinas va más allá de la creación de fuentes de empleo y la dinamización de economías locales, pues promueve el bienestar de los pobladores con la implementación de programas y proyectos en materia de salud, seguridad alimentaria, educación, acceso a agua potable, acceso a energía eléctrica y acceso a infraestructura vial. Esta generación de empleo y creación de condiciones para mejorar calidad de vida es tangible en las áreas y comunidades en las que opera la palma.
La palma de aceite ocupa solamente el 1.6% del territorio nacional. Siendo poco, se hace y aporta mucho. Sin embargo, es necesario que se superen varios desafíos políticos y sociales, con el fin de que existan mayores y mejores alianzas entre privado y público, para priorizar acciones que continúen llevando crecimiento económico y desarrollo social a los rincones del país.