HAGAMOS LA DIFERENCIA

Reflexiones sobre la inteligencia artificial

|

En el apasionante tema sobre la aplicación de la tecnología, sin duda la inteligencia artificial (IA) es de las pocas innovaciones que realmente han capturado la curiosidad e imaginación humana. En los últimos años hemos sido testigos de un vertiginoso avance en este campo, desde asistentes virtuales hasta vehículos autónomos, y esta revolución tecnológica sigue sorprendiéndonos día a día. Estamos apenas viendo la punta del iceberg. Pero es importante reflexionar sobre sus desafíos, implicaciones éticas y posibilidades al futuro. La IA superó con creces los límites de la ciencia ficción y es hoy día una parte integral de nuestras vidas. Los chatbots están ofreciendo respuestas instantáneas a nuestras preguntas, los algoritmos de recomendación sugieren productos que podrían interesarnos, los sistemas de traducción automática eliminan las barreras del idioma. La IA está contribuyendo en salud a diagnosticar enfermedades y descubrir tratamientos. Pero ¿hasta dónde deberíamos permitir que la IA influya en nuestras vidas? Mientras continuamos delegando tareas y decisiones a máquinas inteligentes. Debemos abordar temas como el sesgo de los datos, la privacidad y la discriminación algorítmica. El impacto en el empleo humano es evidente. Una sociedad automatizada puede tener implicaciones sociales, pues la IA puede ser una herramienta para el bien, pero también plantea dudas sobre la responsabilidad y la autonomía. Uno de los retos más apremiantes es el sesgo inherente en los datos y los algoritmos utilizados en sistemas de IA. Si los datos históricos reflejan prejuicios y desigualdades, los modelos de IA pueden perpetuar y ampliar esas mismas injusticias. Abordar este desafío requiere la colaboración de científicos de datos, éticos, legisladores y la sociedad en su conjunto. La transparencia en los algoritmos y la diversidad en la toma de decisiones pueden ayudar a mitigar estas preocupaciones.

' El uso e implicaciones de la inteligencia artificial será un tema de nuestro diario vivir. Debemos, por lo tanto, adaptarnos y aprovecharla al máximo.

Samuel Reyes Gómez

Deberíamos adoptar una mentalidad que fomente la colaboración entre humanos y máquinas, pues la idea no debería ser “reemplazar”, sino “amplificar” las capacidades humanas. La IA puede liberarnos de tareas mundanas y repetitivas, permitiéndonos enfocarnos en la creatividad, la innovación y la resolución de problemas de mayor envergadura. Imaginemos un mundo donde la IA trabaje codo a codo con médicos, científicos, artistas y educadores para lograr resultados que van más allá de lo que podemos concebir en este momento. Pero no perdamos de vista que sigue siendo una creación humana, por lo que es importante infundir los algoritmos avanzados, con valores humanos, y debemos supervisar y regular en forma adecuada el desarrollo de estos sistemas para que no superen nuestra capacidad de comprender y controlas sus efectos en nuestras vidas. Pues, aunque las máquinas puedan procesar y analizar en forma rápida una gran cantidad de datos, carecen del juicio y creatividad humana. No debemos ver la IA como una rival, sino como una aliada en buscar soluciones a desafíos complejos. Ni temer a la supremacía de la IA, sino que debemos vernos en un trabajo colaborativo en el que logremos resultados, que, de otro modo, serían inalcanzables.

En educación, el lanzamiento, en noviembre del 2022, de ChatGPT, un modelo de lenguaje natural basado en inteligencia artificial, creó gran expectación; en cinco días alcanzó un millón de usuarios, teniendo a los pocos meses más de cien millones. Su uso se volvió popular gracias a su capacidad de generar contenido, respondiendo a preguntas y haciendo seguimiento a conversaciones de manera natural. En algunas universidades su uso fue prohibido debido a la capacidad que tiene de generar ensayos, proyectos, respuesta a exámenes, etc., mientras que en otras se está aprovechando el potencial para desarrollar un aprendizaje a otro nivel. El uso e implicaciones de la inteligencia artificial será un tema de nuestro diario vivir. Debemos, por tanto, adaptarnos y aprovecharla al máximo.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.