LIBERAL SIN NEO

Se avecina una batalla feroz

A juzgar por los resultados del cónclave en el estado de Iowa y las primarias de New Hampshire, así como encuestas, el pronóstico es que Donald Trump será el candidato del partido republicano en las elecciones presidenciales de noviembre. Trump tiene varios procesos penales y civiles abiertos en su contra, a nivel federal y estatal, que persiguen desde enviarlo a prisión y desacreditar su imagen, hasta llevar sus empresas a la quiebra. Corre peligro de abrumarse en procesos judiciales. Enfrenta abierta hostilidad del establishment; la mayoría de los medios de comunicación, el aparato burocrático y las élites. Despierta fuertes pasiones; sus detractores y opositores han conseguido, con éxito, pintar a Trump como un personaje oscuro, con tendencias dictatoriales, peligroso para la democracia y la paz mundial.

' Elecciones tendrán lugar en un entorno de enormes retos geopolíticos y domésticos.

Fritz Thomas

Por casi cualquier medio que lea o vea, usted estará enterado de lo malévolo que es este señor. Hace poco un periodista le preguntó a Trump si sería un dictador, a lo que respondió: “Sí seré dictador, pero solo el primer día, para cerrar la frontera del sur y liberar la producción de petróleo en el país”. Los medios de comunicación y la vicepresidenta Kamala Harris no cesaron de citar a Trump diciendo que sería un dictador: “Vean cómo él mismo lo admite”, omitiendo el resto de su declaración. Lejos de minar su popularidad, la hostilidad de los medios y el uso de los aparatos estatales de justicia para perseguir y eliminarlo políticamente, le ha ganado simpatía.

El actual presidente Joe Biden es el untado del partido demócrata, a pesar de su baja popularidad y evidente decaimiento físico y mental. Un creciente porcentaje de opinión pública considera que no está en uso pleno de sus facultades. La máquina partidaria se ha asegurado de que no habrá un auténtico concurso de elecciones primarias en el partido demócrata; no habrá debates ni contendientes de peso, será un simulacro. Es bastante probable que Biden se aparte o sea apartado a última hora, que renuncie a la candidatura cuando ya estén electos todos los delegados a la convención del partido y sea nominado un candidato salvador, alguien como Michelle Obama o el gobernador de California, Gavin Newsom.

La vicepresidenta Kamala Harris ha dado muestras de incompetencia y es hasta más impopular que Biden. Los demócratas estarían entre la espada y la pared, pues no pueden rechazar la candidatura de una mujer afroamericana sin pagar un alto costo político. Suponiendo que Biden termine por ser el candidato y fuera electo, es improbable que pueda cumplir mental y físicamente con otro período de cuatro años, y Kamala Harris sería elevada a la presidencia, con ínfimo capital político y popular.

Los votantes estadounidenses tendrán que escoger entre un candidato que despierta fuertes pasiones, a favor y en contra, y otro que se percibe que carece del vigor y acuciosidad que requieren los tiempos. Independientemente de lo que se piense de Trump, proyecta firmeza, fuerza y carácter; su presencia domina cualquier reunión en la que participa. Puede hablar en público de manera espontánea durante horas y participar en una discusión con gran lucidez. Biden proyecta indecisión y debilidad, sus apariciones son limitadas y cuidadosamente orquestadas; tiene que ser protegido por sus manejadores.

Las elecciones de noviembre serán en un entorno en el que Estados Unidos enfrenta enormes retos geopolíticos y guerras que amenazan con desequilibrar el orden mundial, así como problemas económicos, políticos y anímicos domésticos. Se avecina una batalla política feroz de grandes consecuencias.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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