por la libertad
Subsidios empobrecedores
¿Cuál es el costo de oportunidad de haber invertido ese dinero en seguridad y justicia o en accesos a los poblados más pobres?
Hace un par de semanas, el presidente Bernardo Arévalo anunció que ampliaría la Tarifa Social de energía eléctrica para usuarios que consumen hasta 100 kilovatios hora —kWh— por mes. Dijo que esta medida beneficiaría a más de tres millones de personas con una reducción de su factura eléctrica de hasta un 80 por ciento. Esta semana, Arévalo anunció que a partir del 1 de julio familias de escasos recursos que viven en la capital recibirán bonos de Q250 (50 mil familias) por seis meses y familias del interior del país recibirán un aporte único de Q1 mil para cien mil familias. Estos aportes serán coordinados por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
Los subsidios son medidas populistas, clientelares y políticas, jamás económicas, que no resuelven el problema de la pobreza.
Estas medidas son cuestionables. Es muy lindo ayudar a otros. Pero hacerlo de esta forma no es lo mejor para que esas familias salgan adelante y mejoren su nivel de vida. El gobierno de Arévalo me recuerda al de Colom, especialmente porque en ese entonces su esposa, Sandra Torres, era la que impulsaba todas estas medidas sociales. Aunque todos los gobiernos han otorgado subsidios. El de Giammattei otorgó subsidios durante la pandemia y luego lo hizo al diésel, cuando el precio del petróleo estaba elevado. El Mides es, a mi juicio, un ministerio que debió cerrarse hace mucho tiempo, por falta de transparencia y por ser innecesario. Hasta los mismos que defienden a quienes hoy nos gobiernan en algún momento pensaron que había que cerrarlo.
El caso del subsidio a la energía eléctrica fue muy bien analizado por Jorge Jacobs en su artículo ¿Otro mal consejo al presidente?, del 7 de junio, en este mismo medio. La conclusión a la que llegó Jorge es “…la medida del gobierno beneficiará a unos 200 mil hogares con una reducción de entre el 28 y el 55 por ciento. Todos los demás, los 2.1 millones que ya se benefician del aporte del INDE y el resto de los 3.4 millones de hogares comprendidos dentro de la Tarifa Social, seguirán exactamente igual que como estaban antes de la decisión de la nueva administración”. Se nota la mala asesoría que tiene el presidente y la publicidad engañosa que hizo.
Los subsidios son medidas populistas, clientelares y políticas, jamás económicas, que no resuelven el problema de la pobreza. Son pan para hoy y hambre para mañana. En el largo plazo crean dependencia económica. Son transferencias injustas de riqueza de quienes pagan impuestos a los que no pagan. Son medidas fáciles de implementar y difíciles de controlar. ¿Cómo se define quiénes van a recibir el subsidio? ¿Qué garantía hay de un proceso transparente y sin corrupción? ¿Cuál es el costo de oportunidad de haber invertido ese dinero en seguridad y justicia o en accesos a los poblados más pobres?
En el caso de la energía eléctrica, este subsidio falsifica el precio de esta. En economía, los precios son las señales más importantes para los consumidores y productores. A precios altos, el consumidor reduce lo que consume y se aprieta el cinturón, pero el productor ve una oportunidad para producir más. Ese precio alto indica que hay una mayor demanda relativa a la oferta. A precios bajos, el consumidor incrementa la cantidad que consume y el productor deja de ampliar su oferta. Ese precio bajo le dice al productor que deje de seguir invirtiendo en nuevas capacidades porque la oferta está relativamente por encima de la demanda.
Los subsidios no son la solución a los pobres. Si queremos mejorar el nivel de vida de los menos afortunados se deben crear las condiciones para que más gente invierta capital. Solo con más inversiones de capital se podrá incrementar la creación de riqueza y oportunidades de mejora de nivel de vida de todos los guatemaltecos.