PLUMA INVITADA

Taylor Swift, Travis Kelce y los colapsos nerviosos del mundo MAGA

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Para los fanáticos del fútbol americano que esperaban ver a un nuevo equipo en el Supertazón, los juegos de campeonato de conferencia del domingo que enviaron nuevamente a los Jefes de Kansas City y a los 49ers de San Francisco al evento principal de la cultura deportiva estadounidense fueron profundamente decepcionantes.

' La base de fanáticos de la NFL es enorme y diversa, pero incluye un elemento profundamente conservador.

Jonathan Weisman

Sin embargo, hay algo que sí es novedoso: Taylor Swift. Y la artista está impulsando el movimiento detrás de los chiflados fanáticos de Donald Trump.

Las fulminaciones que rodean al icono pop más grande del mundo —y novia de Travis Kelce, el ala cerrada estrella de los Jefes— alcanzaron la estratosfera cuando Kansas City llegó al Supertazón por cuarta vez en cinco años y la primera desde que Swift se unió al séquito del equipo.

Las teorías de conspiración que surgieron del contingente MAGA (sigla en inglés del eslogan “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo”) ya eran cuantiosas: que Swift es un agente secreto del Pentágono; que está reforzando su base de seguidores en preparación para su respaldo a la reelección del presidente Joe Biden, o que ella y Kelce son una pareja artificial, ensamblada para impulsar a la NFL, a las vacunas contra la COVID-19, a los demócratas o lo que sea.

“Me pregunto quién ganará el Supertazón en febrero”, se preguntó el lunes en las redes sociales Vivek Ramaswamy, el candidato presidencial conspirativo que ahora apoya a Trump. “Y me pregunto si este otoño se anunciará un importante respaldo presidencial proveniente de una pareja artificial y culturalmente apuntalada”.

El narrador pro-Trump Mike Crispi inició el domingo afirmando que la NFL está “amañada” para difundir “propaganda demócrata”: “Lo predigo desde ya: KC ganará, irá al Supertazón, Swift saldrá en el espectáculo de medio tiempo y ‘respaldará’ a Joe Biden con Kelce en el mediocampo”.

Otros notorios detractores de Swift y fanáticos de Trump son Alina Habba, una de sus abogadas; Jack Posobiec, uno de sus mayores teóricos de la conspiración, y otras luminarias del mundo MAGA como Laura Loomer y Charlie Kirk, quien dirige una organización juvenil pro-Trump, Turning Point USA.

La derecha ha estado furiosa con Swift desde septiembre, cuando la cantautora instó a sus fans en Instagram a registrarse para votar, y el sitio en línea Vote.org reportó un incremento de 35.000 inscripciones en respuesta. Swift se había embarcado en una gira mundial que la ayudó a convertirse en multimillonaria. Gavin Newsom, el gobernador de California, la elogió y calificó como “profundamente poderosa”. Y luego, la revista Time la nombró persona del año en diciembre, lo que detonó otra ronda de indignación MAGA.

La historia de amor que unió su mundo con la NFL ha resultado ser incendiaria. Los anuncios de Kelce que promocionan la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer y Bud Light —que ya era blanco de la indignación de la derecha por una promoción en las redes sociales que realizaron con una influente trans, Dylan Mulvaney— agregaron más leña a ese fuego furioso.

La base de fanáticos de la NFL es enorme y diversa, pero incluye un elemento profundamente conservador que aplaudió la cruzada individual del mariscal de campo estrella Aaron Rodgers contra las vacunas de la COVID-19 y abucheó a los jugadores negros que se arrodillaron durante el himno nacional. La liga ha luchado durante mucho tiempo contra acusaciones de misoginia, desde las oficinas centrales de los Comandantes de Washington hasta múltiples casos de agresión y abuso sexual y doméstico.

Para algunos, la historia de Swift y Kelce ha supuesto un duro golpe a las normas de género tradicionales, ya que una mujer rica y poderosa ha elevado a un exitoso jugador de fútbol americano a un nuevo nivel de fama.

Algunas de las teorías del lunes por la mañana han sido francamente absurdas, incluida la especulación de que Swift está detrás de Kelce por su dinero. (El patrimonio neto de la cantautora supera los 1000 millones de dólares, un universo completamente diferente a la riqueza mucho más modesta del atleta).

Otras acusaciones parecen estar impulsadas por el miedo y basadas en alguna verdad o al menos en su dominio sobre sus 279 millones de seguidores de Instagram: que Swift tiene una enorme influencia y que ha apoyado a los demócratas en el pasado. Durante gran parte de su extensa carrera musical, Swift evitó la política, pero en 2018 respaldó a dos demócratas en Tennessee, donde posee dos casas: el exgobernador Phil Bredesen, que se postulaba para el Senado contra la entonces representante Marsha Blackburn, y Jim Cooper, un miembro de la Cámara Baja que desde entonces se jubiló.

“Siempre he decidido y decidiré mi voto basándome en cuál candidato protegerá y luchará por los derechos humanos que creo que todos merecemos en este país”, escribió en las redes sociales. “Creo en la lucha por los derechos LGBTQ y que cualquier forma de discriminación basada en la orientación sexual o el género está MAL”.

Swift añadió: “Creo que el racismo sistémico que todavía vemos en este país hacia las personas de color es aterrador, repugnante y frecuente”.

Si bien su música pop de los primeros años puede haber atraído principalmente a adolescentes y preadolescentes, esos fanáticos ya tienen edad para votar y su música se ha vuelto más sofisticada con los álbumes “Evermore” y “Folklore” para coincidir con sus raíces milénials y el gusto de sus fanáticos.

Gran parte de la paranoia con Swift ha acechado en los márgenes del mundo MAGA, con personas como Loomer, la teórica de la conspiración de Florida que declaró en diciembre que “2024 será de MAGA contra Swifties” y Kirk, quien declaró en noviembre que Swift “aparecería para las elecciones presidenciales” después de que los demócratas obtuvieran otra sólida participación en una elección que demostró que el tema del aborto había motivado a los votantes a acudir a las urnas.

“Lo que más quieren los Swifties es un aborto rápido”, dijo.

Luego, los ataques a Swift llegaron a Fox News a mediados de enero. El presentador Jesse Watters sugirió que la superestrella era un activo del Departamento de Defensa involucrado en una guerra psicológica. Vinculó la voz política de Swift con el respaldo de Pfizer de su novio al notable éxito de su gira Eras, que impulsó economías locales y la propulsó a la portada de la revista Time.

“¿Alguna vez te has preguntado por qué o cómo se hizo así de famosa?”, Watters se preguntó al aire. “Bueno, hace unos cuatro años, la unidad de operaciones psicológicas del Pentágono comenzó a discutir la posibilidad de convertir a Taylor Swift en un activo durante una reunión de la OTAN”.

Andrea Hailey, directora ejecutiva de Vote.org, reaccionó a las críticas de Fox News y afirmó que la asociación de la organización con Swift “está ayudando a todos los estadounidenses a que sus voces sean escuchadas en las papeletas de votación” y agregó que la estrella “no es una operación psicológica ni un activo del Pentágono”.

Pero su aparición en el campo de juego con Kelce en Baltimore después de la victoria de los Jefes sobre los Cuervos el domingo, completada con un beso y un abrazo, parece haberles causado a los conservadores un ataque de apoplejía que podría solo empeorar en los días previos al Supertazón LVIII a realizarse en Las Vegas, el 11 de febrero.

 

©2024 The New York Times Company

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