PLUMA INVITADA

Técnicas para fertilizar el cultivo de la milpa

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Los precios de los fertilizantes inorgánicos y los plaguicidas han aumentado por las condiciones geopolíticas existentes. ¿Cuánto tiempo permanecerán a ese nivel? ¿Subirán aún más? ¿Cuántos agricultores de maíz y frijol en milpa han dejado, o disminuido, la fertilización por esta causa? No conozco las respuestas a las interrogantes, pero no deben ser halagüeñas.

' Lamentablemente, faltan fondos para seguir las investigaciones.

Carlos Rolz Asturias

Cualquier cambio negativo en la cosecha tendrá un efecto en la seguridad alimentaria del país, ya que maíz y frijol forman la dieta que proporciona calorías y proteínas a un sector grande de la población rural, sin dejar de lado la demanda existente por productos procesados de estos granos en las aéreas urbanas. Existen alternativas y técnicas para afrentar el problema de los altos costos de los suministros.

Se conoce que el frijol, como leguminosa, forma una simbiosis con bacterias del suelo denominadas rhizobia, las cuales son fijadoras de nitrógeno atmosférico. En los nódulos formados en las raíces del frijol, la simbiosis funciona perfectamente, los rhizobia fijan enzimáticamente el nitrógeno atmosférico y se lo dan gratis al frijol; este a su vez, devolviendo el regalo, le aporta sustancias orgánicas necesarias para el crecimiento bacteriano. Pero no solo eso se logra, en el sistema milpa de frijol de enredo y maíz, este último también se beneficia con el nitrógeno bacteriano fijado de la atmósfera.

En nuestras investigaciones lo hemos comprobado, confirmando así lo que investigadores mexicanos y brasileños, frijoleros como nosotros, han constatado en sus publicaciones científicas.

Muy bien, ¿y por qué no se utiliza lo que ya se sabe? Está ocurriendo ya en forma natural, pues en nuestro suelo existe rhizobia. Sin embargo, esa acción natural debe aumentar y complementarse para ser efectiva, y para eso es indispensable agregar rhizobia al cultivo. ¿Cómo se hace?

Por motivos de espacio no puedo ofrecer detalle de nuestra contribución al respecto. En forma resumida, se procedió de esta manera: por un lado, se elaboró compost de residuos agrícolas, empleando aireación forzada por medio de volteo mecánico; por el otro lado, se creció rhizobia, previamente aislado de nódulos de frijol obtenidos de cultivo en milpa de Sacatepéquez y Jutiapa, en un medio estéril de cultivo con la composición apropiada, colocado en biorreactores operados a temperatura y aireación constantes y controladas. Luego la suspensión obtenida del rhizobia se agregó por aspersión al compost en un agitador de listón para promover una mezcla homogénea. El compost enriquecido, por así llamarlo, se llevó al campo y el agricultor agregó una cantidad del mismo al sembrar las semillas de frijol. Los resultados fueron exitosos. El rendimiento de ambos productos en las parcelas enriquecidas con rhizobia fueron, por un lado, significativamente superiores a las parcelas sin fertilización de ninguna clase, y por el otro lado, para nuestra satisfacción, un rendimiento ligeramente menor al logrado con fertilización inorgánica.

Los ensayos deben continuar, no solo ampliando los sitios de ensayo, sino que incrementando las cepas de rhizobia aisladas, de manera de contar, en un futuro, con un inóculo bacteriano robusto, efectivo y representativo del potencial existente en el país, ya que los rhizobia son muy específicos en cuanto a la planta hospedera. Aquellos que infectan al frijol, por ejemplo, no infectan a la soya, otra leguminosa, y viceversa.

Lamentablemente, como sucede con frecuencia en nuestra tierra, faltan fondos para seguir las investigaciones.

ESCRITO POR:

Carlos Rolz Asturias

MSc en Ciencias de la Ingeniería Química de la Universidad de California, Berkeley. Fue fiduciario del Grupo Educativo del Valle y director del Instituto de Investigaciones de la UVG.