“La fuerza no viene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma”. Mahatma Gandhi

El señor Ford, después de muchos intentos, logró hacer caminar su vehículo, que hasta hoy es una gran ayuda. Muchas de las cosas en las cuales hemos terminado involucrándonos es porque los que nos rodean de alguna manera lo han hecho de tal manera que nos ha llamado la atención y con el tiempo nos fue llamando más y más la atención hasta que nos decidimos en hacerlo.

Uno muchas veces está muy persuadido de que en lo que está es lo mejor y puede ser que sea verdad, pero cuando contemplamos a los que nos rodean, la idea del cambio no se torna extraña, sino todo lo contrario, es llamativo y sentimos que se nos está invitando para incursionar en terrenos donde nunca antes habíamos estado.

Es sano que sepamos acercarnos a los que viven sucesos que nos desafían y nos invitan a salir de lo que estamos para aprender algo diferente, y que una vez que lo sabemos, podemos darle nuestro toque muy personal y abrirnos horizontes que antes no estaban en los planes que teníamos.

Como individuos debemos honrar y reconocer a aquellos que en un momento se detuvieron y tomaron el tiempo con nosotros, y en el proceso, simplemente con la frase tan sencilla: “sí se puede hacer”, fue suficiente para que lográramos el paso inicial, y con el tiempo, cuando miramos atrás, reconocemos que ese fue un punto de partida, por el oportuno estímulo de ellos pudimos alcanzar lo que tenemos.

Es innegable en el modo como otros han influenciado en nuestra vida, por los logros y empeños que han tenido. Nosotros, de igual manera cuando perseveramos en lo que hacemos y salimos adelante, estamos dejando un camino para que otros se motiven también y sin la necesidad de que nosotros lo sepamos ellos han salido adelante también.

Cuando observamos los logros que otros han alcanzado debemos admitir que cada uno de ellos tiene un recorrido particular y que en nada se asemeja el uno del otro, pero hay vivencias similares en la persistencia y la paciencia en lo que han emprendido hasta el momento que se ve el logro. Lo logrado no debería ser dañino para nadie, sino, por el contrario, ser motivador, porque nosotros también podemos emprender algo y lograrlo.

Debemos tener muy claro que un logro no es un destino, sino todo lo contrario, un logro es el inicio de una nueva etapa para mucho más. Entendiendo que lo que se ha vivido con anterioridad nos debe enseñar los principios y modalidades en las que debemos persistir si queremos alcanzar nuevas metas. Pero también nos debe enseñar con la mayor humildad los errores que hemos cometido para evitarlos y nunca justificarlos, si es que queremos mejorar.

Esta realidad no solamente debe ser para nuestra modalidad de vida, sino debe ser parte de nuestra filosofía de vida en saber animar y apoyar a los que están haciendo el esfuerzo. Hay una realidad innegable, y es que cuando animamos a alguien llegamos a ser parte de la vida de ellos y de lo que hoy están emprendiendo. Y no necesariamente debe ser en cosas de gran envergadura, puede ser nuestra actitud y disposición en el momento correcto y eso hace la diferencia. Porque tarde o temprano, cuando hagan memoria de su recorrido y sus alcances, estarán recordando cómo uno fue parte importante de lo que tienen.