LIBERAL SIN NEO

Un balde de fría y cruda realidad

Un aforismo formula la pregunta “¿Qué se hace con un gorila de 600 libras?” La respuesta es: “lo que quiera hacer el gorila”. Eso es lo que le pasó a Jimmy Morales, no pudo resistirse a la ira de Trump y EE. UU. sin pagar un precio demasiado alto. Quizás no sea correcto, bueno ni justo; es tan solo la dura realidad.

El acuerdo migratorio es una alarma que obliga a prestar atención, una remisión de analgésicos que han disfrazado el dolor, síntoma de un mal mayor. ¿Realmente se cree que Guatemala puede seguir enviando indefinidamente decenas de miles de chapines cada mes a EE. UU. sin que en algún momento se vuelva insostenible? ¿Qué Estados Unidos tiene que recibir mensualmente a cien mil personas de Centroamérica, familias enteras ingresando ilegalmente, ubicarlos, alojarlos, alimentarlos, darles servicios médicos, educarlos y procesarlos frente a un juez? ¿Además quejarnos porque no los atienden bien y no quieren recibir más migrantes?

Hay quienes se refieren a este acuerdo como una traición y humillación a la patria, que Jimmy Morales y el ministro Degenhart deben renunciar inmediatamente. Otros opinan que Jimmy Morales le zafó un clavo inevitable al próximo gobierno, que libró al país de aranceles e impuestos a las remesas, que hubiera provocado destrozos a la economía y el desempleo. El acuerdo abre algunas puertas a Guatemala, como crear un mecanismo para poder enviar personas a trabajar legalmente y atraer inversión. Hay que leerlo para opinar.

Escuché en la radio un diálogo entre un comentarista y un radioescucha y este último despotricaba contra Jimmy Morales, el vende patria que firmó un acuerdo abusivo y deshonroso. Es que Trump tiene todas las cartas, respondió el comentarista y preguntó ¿usted qué haría? Negociar, respondió el radioescucha. ¿Qué negociaría? Una amnistía y un TPS (Temporary Protection Status). Es decir, el radioescucha está indignado y furioso con Morales y cree que la posición de negociación de Guatemala es decirle a Trump que tiene que dejar entrar a todos y protegerlos. Esta no es una posición para negociar y tipifica a muchos críticos de la firma del acuerdo; no ofrecen alternativas más que dejen que migremos y punto. Es más, pongan la plata para que Guatemala progrese, pero no se metan en nuestros asuntos internos.

' Preguntarnos por qué tanta gente quiere migrar hacia la libertad y el estado de Derecho.

Fritz Thomas

La gente que pasa la frontera ya no se esconde, por el contrario, buscan a las autoridades para entregarse, sabiendo que en un mes —20 días, para ser exactos— los dejarán libres con la promesa de presentarse ante un juez en una lejana fecha futura, promesa que no tienen la menor intención de cumplir. Los coyotes y la migración han evolucionado, adaptándose a cambios en la legislación y regulación en EE. UU. La última moda es migrar en familia, preferiblemente con niños —porque es inmoral separar familias— y en calidad de refugiados que solicitan asilo, porque huyen de la violencia, de los estragos causados por el volcán, el terremoto, la sequía y últimamente, por el cambio climático. No son refugiados, son migrantes por la pobreza, la falta de empleo formal, oportunidad y, sobre todo, esperanza.

Árabes y africanos quieren migrar al norte de Europa y centroamericanos a Estados Unidos. Podríamos preguntarnos por qué toda esta gente quiere migrar hacia la libertad y el estado de Derecho y qué podría hacerse aquí para lograr esas condiciones. Independientemente de lo que se piense de la migración, no es la solución para los problemas de Guatemala. Si no es este acuerdo, será otra cosa igual o peor. Dura realidad. Ya están presentados los amparos y falta ver si la CC sofoca el fuego o lo aviva.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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