CATALEJO

Una solución muy fácil: escuelas, caminos y árboles

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Guatemala se debe preparar para el período postpandemia y enfrentarlo mediante el uso de acciones basadas en la precaria realidad del país, una consecuencia de décadas de corrupción, malas planificaciones, simplismo de criterios económicos y sociales. Esta es una realidad y solo tiene sentido señalar a los culpables si se tiene la entereza de hacer pública una lista de nombres cuya insaciable ansia de pillaje de los recursos naturales del país, del dinero recaudado con los impuestos, o dejado de recaudar debido a llegada de esta bazofia humana, un término durísimo pero mínimo para calificar a quienes son responsables de la vergonzosa malnutrición infantil, un ejemplo de los causantes de mayor vergüenza colectiva por la cobardía y el egoísmo del resto.

' La meta debe ser dar trabajo a miles de pequeñas y medianas empresas, para permitir así la circulación horizontal generalizada del dinero.

Mario Antonio Sandoval

Es necesario crear empleos no complicados, ni urgidos de altos niveles de educación. Se debe pensar en tareas sobre todo físicas, para las cuales sí está preparada la mayoría, sobre todo en los estratos sin oportunidades económicas. Ayuda además a realizar labores urgentísimas, para dejar a las urgentes y las importantes con esfuerzos menores, obviamente no abandonarlas. Tiene la particularidad de ser posible iniciarla prácticamente de inmediato. Me refiero a la construcción de obras de infraestructura esencial, lo cual no necesariamente incluye la construcción de súper carreteras, cuyas características requieren planificación adecuada —para evitar la vergüenza de la ampliación de Chimaltenango, un monumento al despilfarro, la corrupción, la estulticia y el compadrazgo.

Sugiero entonces, en forma muy somera, tres tipos de obras: la construcción de escuelas parvularias y primarias en todo el país, en base al diseño en planos entregados a maestros de obra supervisados, empleando blocks de cemento fabricado en pequeñas empresas locales, con ventanas fabricadas por herreros también locales. Así se daría empleo y habría movimiento de dinero diseminado, no resumido en una o dos empresas grandes. Evidentemente, se debe impedir la participación de empresas de cartón propiedad de exalcaldes, funcionarios de cualquier nivel, así como evitar la participación de la parentela de gente corrupta incrustada en las entidades municipales, lo cual es fácil de lograr si se tiene la voluntad política y si el Gobierno central está empeñado en combatir la corrupción. Si no, es imposible.

La segunda tarea, parecida a la anterior, es reparar, ampliar o construir caminos vecinales entre los municipios y las aldeas. Es importante porque allí se transportan muchos de los productos agrícolas y con solo aplanarlos, o construirles cunetas, se mejoraría enormemente la situación al reducir el tiempo de llegada a los mercados de las cabeceras municipales, departamentales, o a la capital. La tercera consiste en realizar una masiva reforestación, teniendo cuidado de no destruir la biodiversidad agrícola. Los campesinos, por naturaleza, son excelentes sembradores y esta tarea muy pronto traerá beneficios colaterales en cuanto al régimen de lluvias, además de no existir la necesidad de enseñanza. Como dije, este es solo un listado de posibilidades.

Menciono otras: recolección de los plásticos, construcción de plantas de tratamiento, y el etcétera se vuelve largo. Ahora, el Gobierno tiene en sus manos 13 mil millones de quetzales por la deuda, una verdadera montaña de dinero. Trabajar en esas obras cumple además con poner en práctica el fundamental principio del capitalismo bien entendido al permitir el ingreso de miles de pequeñas o medianas empresas, y no solo el de súper empresas, por decirlo así. Diez mil familias subsistiendo gracias a mil empresas pequeñas, tiene un efecto social mayor al de cien empresas con 500 empleados. Repito: son menciones de los principios básicos, e incluyen la participación de un Estado encargado de supervisar el cumplimiento, obviamente sin el flagelo de la corrupción.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.