HAGAMOS LA DIFERENCIA

Una vida común

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La vida está llena de oportunidades, y cómo las aprovechemos puede marcar una gran diferencia en nuestro camino hacia el éxito y la felicidad. No todas las personas abrazan estas oportunidades de la misma manera. Existen personas que crecen en la extrema pobreza que llegan en su vida a ser exitosas, mientras hay personas que crecen en la opulencia que pueden terminar siendo personas fracasadas.

' Este libro narra la biografía de Lorenzo Morales, quien creció en la pobreza extrema, pero llegó a alcanzar el éxito y felicidad, siendo un ejemplo para nuestras juventudes.

Samuel Reyes Gómez

La vida en la extrema pobreza puede ser una lucha desgarradora. Sin embargo, a lo largo de la historia, hemos visto innumerables ejemplos de individuos que han superado estas difíciles circunstancias y han alcanzado el éxito. ¿Cómo es posible que alguien que crece en la adversidad más extrema pueda lograr el éxito? La respuesta radica en la resiliencia, la determinación y la creencia en uno mismo. Una vida común es un libro que narra la historia de Lorenzo Morales, un cholense que creció en la pobreza extrema, al vivir sus primeros años en una familia ajena desde los 7 años de edad —forzado por la muerte de su papá—, familia que lo acogió como un trabajador de confianza: el patojo chispudo que, a cambio de comida, vivienda y otros pequeños recursos, como ropa y educación primaria, realizaba labores a cualquier hora del día. Con el tiempo, logró convertirse en una persona exitosa, realizada y satisfecha. En la empresa internacional en la que laboró casi toda su vida llegó a ser un experto de calidad en la fabricación de vidrio, compartiendo sus conocimientos con sus compañeros de trabajo a todo nivel: a operarios, mandos medios e inclusive mandos superiores, logrando significativos éxitos al mejorar la productividad. Su narración autobiográfica transcurre en la realidad, parte de la que yo mismo viví al ser oriundo de El Chol, el municipio en donde Lencho nació. Él ingresa a una espiritualidad extraña, sublime, cosmogónica, confusa, pero bondadosa, parte comparto… respeto… y otra la enfoco desde mi propia perspectiva. Lo que sí es cierto es que Lorenzo es una persona especial, que transmite una profunda espiritualidad, paz, confianza en sí mismo. Más allá de la riqueza y prestigio, evidencia autorrealización y felicidad personal. Ha perseguido sus pasiones y se siente satisfecho con su vida, experimenta un sentido de propósito y logro. Él escribe: “La vida es una sucesión de puntos, marcados materialmente por nuestros años de existencia y además hay ciertos puntos especiales. Comparando la vida con un juego de varios niveles, estos puntos especiales marcan dichos niveles. Probablemente me tilden de loco, pero creo que he trascendido a otro nivel. Verán en mí, tal vez, cambios inexplicables, muchos son muy claros, pero otros no”. Y a lo largo de su vida yo he notado esos cambios, por lo que fue muy satisfactorio enterarme de que había escrito un libro sobre su vida.

Cuando cumplió 50 años, en una celebración que su familia le preparó, al cederle el micrófono narró las partes más sentimentales de su infancia. Cuando terminó de hablar, hubo muchas lágrimas. Algunas de sus tías que habían viajado desde El Chol a la ciudad para ese festejo decían, llorando, que dónde habían estado ellas que no pudieron socorrerlo cuando más lo necesitaba de niño. Eso es algo que sucede en la vida cotidiana. Pero Lorenzo tuvo, como él mismo lo dice, benefactores a lo largo de su vida, a los cuales ha mostrado un agradecimiento especial. Una de sus características importantes es que regresó a cada uno de los hogares que fueron significativos en su vida a agradecer.

Una vida común es un libro que debemos leer, pues muestra un ejemplo de perseverancia y de cómo el ser humano puede abrirse paso en medio de la adversidad y aprovechar las oportunidades que se le presentan, agradeciendo los apoyos que recibió y, al potenciar la espiritualidad, para ponerla al servicio del prójimo. Además, enfatiza que, si todas las personas quisiéramos narrar nuestras vivencias, podríamos extraer de ellas mucho conocimiento, con tanto valor como si fueran lingotes de oro.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.