CATALEJO

Vida íntima, burócratas y campo válido de la prensa

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Comienzo hoy con las diferencias entre vida pública, privada e íntima. En resumen, respectivamente ocurren: en la calle, en la casa y en el dormitorio. Un discurso es vida pública, una cena familiar es vida privada y un encuentro amoroso es vida íntima. La Ley de Emisión del Pensamiento (LEP) acepta el derecho de un funcionario de tener vida íntima y privada, además de la pública. Pero ello se rompe cuando un funcionario, para beneficiar a alguien enormemente cercano pero no electo, le crea un inexistente superministerio por encima de todos y en especial cuando se le otorga un generosísimo salario proveniente del dinero de los impuestos. Entonces las investigaciones periodísticas se justifican y además deben ser publicadas en cualquier medio.

Es inaceptable e ilegal una relación con un puesto pagado por el erario. Es un malgasto de dinero, una vergüenza para un país rico con un pueblo muy pobre como Guatemala. Es nepotismo sui generis, y por tratarse de un funcionario de una influencia mayor a la del vicepresidente, cae en el campo de lo especificado por la LEP: mezclar vida privada con vida íntima rompe la frontera entre ambas. Por ello no es ilegal la investigación, aunque cause rabietas, y cualquier publicación periodística sobre estos asuntos no es punible, porque no rompe con las leyes respectivas, al no ser calumnia, injuria ni difamación. Ya es pública y notoria, como lo muestran fotos oficiales de ambos inaugurando obras, en una admisión clarísima de ser una especie de príncipe “todopoderosito”.

' La Ley de Emisión del Pensamiento señala si son válidas las críticas e investigación periodística a Manuel Martínez, el superministro de Alejandro Giammattei.

Mario Antonio Sandoval

Aclaro: estoy convencido de que los homosexuales o lesbianas son ciudadanos, respetables, con todos los derechos legales, pero ello no los exime de cumplir las normas de probidad e institucionalidad. Manuel Martínez salió de la nada, de donde fue descubierto hace pocos años y ahora saltó a un puesto conseguido por “cuello” entre otras razones por su corta edad, como se infiere fácilmente. Se siente importante. Cuenta con el poco valor de quienes integran el más alto equipo de gobierno, carentes de la entereza para sugerirle ubicarse. Ocupa un puesto antes inexistente, un premio de consolación. Tiene derecho a sentirse y desear ser importante y es una aspiración válida, pero eso no lo faculta para ejercer un cargo fantasioso rechazado en privado y en silencio por muchos de los demás funcionarios.

Su berrinche contra los periodistas Marvin del Cid y Sonny Figueroa contribuyó a desbaratar más la imagen decadente y protiránica de su amigo Guillermo. Y para su rabia, fue contraproducente, al mejorar la imagen profesional de los periodistas. Fueron varios tiros por la culata, y por eso, si tiene un amigo a quien escuche, debe salir del naufragante barco. El plan antiperiodismo investigativo quedó comprobado con la increíble y sospechosa captura de Figueroa, acusándolo de ebriedad e intento de soborno; lo llevaron a la cárcel, hicieron una ultrarrápida conferencia de prensa; ordenaron a los netcenteros pagados a atacarlo en lo personal y predecir una sentencia a su favor por una jueza “comunista”. Son demasiadas coincidencias y evidencian el plan de llevar al país a una tiranía.

Martínez tiene una fácil salida: renunciar, porque —claramente, en mi opinión— no puede entender ni menos comprender las críticas ni las verdades, e incluso podría tener problemas de salud, como una crisis nerviosa. El cercano Giammattei debería separarlo de su lado en el campo político y anular la absurda, innecesaria y derrochadora entidad llamada Centro de Gobierno, con el fin de gobernar. Antes, Giammattei debe comprender su papel en todo este enredo, fuente de problemas para él y su gobierno. Lo pudo haber evitado, pero una vez más se encaprichó, se apartó de la lógica y el raciocinio. Los resultados están a la vista y la Historia será dura con él.

NOTA. Había escrito el viernes un segundo artículo sobre la independencia, para publicarlo hoy. Pero debido a la gravedad de las consecuencias de los ataques a dos periodistas, prefiero escribir sobre esto y publicar el anterior el viernes 18.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.