Comicios politizados
Lo mismo ocurría en el caso de las municipalidades de todo el país, incluyendo la comuna de la capital. En las entidades mencionadas primero, las candidaturas derivaban de reuniones o de peticiones dirigidas a alguien con prestigio, capacidad y buen nombre. Por eso el agradecimiento era dirigido a quien aceptaba donar su tiempo para participar.
TODO CAMBIÓ. EN EL
caso de las municipalidades, el servicio sustituyó a la ambición y esta se complementó con el doloso criterio de enriquecimiento personal o de grupos. El aporte constitucional constituyó el motivo del interés insano de grupos y de los pseudopartidos políticos nacionales, y al convertir a las campañas en sinónimos de regalos baratos para sorprender incautos, las personas deseosas de servir al municipio simplemente disminuyeron hasta casi desaparecer, porque las campañas políticas tienen demasiado alto costo y entonces el primer motivo de quienes llegan a todos los puestos es recuperar lo invertido y obtener toda clase de granjerías.
ESTO MISMO PUEDE DEcirse, en general, de los puestos en los colegios profesionales y en las autoridades de la Universidad de San Carlos, recipiendaria de dinero estatal. El botín se ha transformado en politiquero, porque los gobiernos, partidos, instituciones económicas, sindicales, etcétera, buscan tener representación, mejor si constituye mayoría, con el objeto de obtener la protección y el apoyo de quienes han llegado allí gracias al financiamiento algunas veces no oscuro de grupos interesados. En pocos días será la elección en el Colegio de Abogados, de cuyo resultado —lamentablemente— dependerá a quién o quiénes defenderá ese cuerpo colegiado.