CONCIENCIAConversando con un colombiano

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Sí señora, el narcotráfico es el cáncer de las sociedades. Su introducción es fácil, pero sus resultados devastadores -me comentaba recientemente un colombiano-. Nosotros tenemos veinte años de estar luchando contra este mal y realmente ha sido bastante difícil. Posiblemente la culpa de haber llegado hasta donde llegó el narcotráfico en Colombia fue de nuestra sociedad, por haber sido tan tolerante al principio con aquellos que lo practicaban.

En los años 80 los narcos se introdujeron en Colombia de manera formal. Comenzaron comprando propiedades. Luego empezaron a ayudar a barrios enteros, donde había mucha pobreza. Hasta se les llegó a admirar, ya que se convirtieron en una especie de Robin Hood.

También se relacionaron con la elite colombiana. Hacían reuniones y fiestas pomposas, donde participaron empresarios y funcionarios públicos. Fue una época dura para Colombia.

Muchos terratenientes tenían problemas para mantener sus grandes haciendas y fue la oportunidad para los narcotraficantes de adquirir las mejores. En algunas ocasiones, hasta pagaron el triple de su valor. Y a sus antiguos dueños, la mayoría de familias tradicionales, no les importó entregarles sus fincas.

Además, aprovecharon el desempleo para involucrar a personas que posiblemente pensaron sería una actividad temporal. Recuérdese que tienen recursos ilimitados, con lo que van comprando voluntades y corrompiendo casi todos los sistemas.

Las reglas y las leyes no les favorecían, por lo que decidieron presionar para modificarlas. Financiaron a su ejército paralelo, la guerrilla. El mecanismo del secuestro, los asesinatos y las bombas se convirtieron en parte de nuestras vidas. Despliegues de fuerza y violencia los caracteriza.

Pronto lograron la ley de extradición. Este mecanismo les sirvió para quedarse en Colombia. Muchos de ellos, acogidos a la nueva ley, se entregaron y la estrategia fue crear feudos en las cárceles.

Adicionalmente financiaron a un candidato presidencial que luego se convirtió en el presidente de la República. Esto contribuyó a profundizar más el mal. Lamentablemente no fuimos capaces de sacarlos del gobierno. Sabíamos los males que tenían y el daño que causaban, pero fuimos tímidos en buscar el mecanismo democrático para detenerlos o renovarlos, lo cual es lamentable.

Sin embargo, los colombianos decidimos luchar y no darnos por vencidos.

El pasado período presidencial sirvió para edificar de nuevo un estado de Derecho. Se han hecho nuevas leyes para ir combatiendo estos males, especialmente para conocer el origen del financiamiento de las campañas políticas y las grandes inversiones.

Deseamos la paz para Colombia y esperamos irla construyendo juntamente con este nuevo gobierno. A nuestros niños debemos educarlos con nuevos valores y no dejar que este problema los afecte. Por muchos años los carteles han sobornado miles de personas y han cambiado en muchos aspectos la percepción de lo que es una vida sana y digna.

El dinero fácil es realmente nefasto para nuestros países. Promueve la ley del mínimo esfuerzo y desalienta a los jóvenes a estudiar y trabajar.

Un consejo les doy a los guatemaltecos, ¡pongan límites a este cáncer! El momento de actuar es ahora. Unanse, acepten la ayuda internacional, y no permitan que el mal se enraíce. Estos señores son verdaderamente depredadores de la sociedad.

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