Ayer, el Juzgado Décimo de Instancia Penal envió a juicio a Rafael González, exalcalde de San Miguel Petapa, acusado de haber aceptado dinero por autorizar obras. El actual jefe edil de Mixco, Otto Pérez Leal, ha mandado a pintar construcciones diversas con el color anaranjado que identifica al partido oficial. El de Chinautla, Arnoldo Medrano, tiene cinco procesos de antejuicio por corrupción, mientras que Marco Tulio Meda, alcalde de Fraijanes, está acusado de haber autorizado el cobro del impuesto único sobre inmuebles.

La lista continúa: el jefe del ayuntamiento de San José del Golfo participó en préstamos difíciles de explicar que le hacía su colega Medrano. El de Quetzaltenango tiene una deuda millonaria con el Instituto Nacional de Electrificación porque cobraba las tarifas de la luz eléctrica y luego empleaba el dinero para otros fines. Y, por supuesto, el alcalde capitalino, Álvaro Arzú, ha manejado durante muchos años los millonarios fondos municipales por medio de fideicomisos, con el obvio fin de impedir las investigaciones de la Contraloría General de Cuentas.

En el caso de Escobar, no tienen base alguna sus declaraciones para explicar su viaje. Admitió que lo hizo, aseguró haber trabajado en asuntos de interés para la Municipalidad de Villa Nueva y afirmó que el boleto para ver el juego fue un obsequio. Lo preocupante es darse cuenta de que la curiosa lógica del funcionario edil le indica que, como no acepta invitaciones, el dinero para el viaje lo debería pagar la comuna; es decir, los contribuyentes villanovanos.

En general, los políticos tienen la tendencia a pensar que los ciudadanos carecen de criterios y están dispuestos a creer cualquier afirmación. La más pequeña dosis de suspicacia: es muy sospechoso que el viaje, supuestamente beneficioso, haya coincidido con la fecha de uno de los encuentros futbolísticos más conocidos del mundo, al cual, por cierto, es muy difícil obtener boletos, lo que se dificulta aún más cuando, como en este caso, tienen mucha importancia y son vistos por millones de personas en países de todo el mundo.

Todos estos casos comprueban que en las comunas se manifiesta una de las formas más lamentables de corrupción, sobre todo en las ciudades de tamaño mediano o pequeño, donde los ganadores de las elecciones son personas conocidas por los votantes, aunque en algunos casos no hayan nacido allí. La atención popular, por lo general, se centra en los actos corruptos del gobierno central y del Congreso, pero la realidad indica que estas actitudes contribuyen a derrumbar la democracia.