EDITORIAL

Declaración vergonzosa

El ofrecimiento del presidente Jimmy Morales de enviar mano de obra barata guatemalteca para construir el muro entre la frontera mexicano-estadounidense que pretende el precandidato republicano Donald Trump constituye la más absurda y desafortunada declaración en la historia de los mandatarios del país y confirma de manera clara su mala preparación para abordar temas de relevancia.

Merece entonces una muy seria reprimenda y rechazo. Los guatemaltecos residentes en Estados Unidos interpretaron lo dicho como una referencia a ellos y han exigido, con toda razón, una disculpa pública del presidente Morales, sobre la base de que el término “barato” tiene una connotación peyorativa.

Para colmo de sus males tenía una sonrisa inexplicable aun antes de escuchar la pregunta y responderla con su ya tradicional dosis de gesticulaciones y expresiones faciales exageradas.

La magnitud del desatino fue la causa de la ola de críticas inmediatas a través de las redes sociales, y ha provocado reacciones como la de la prestigiosa revista virtual estadounidense Foreign Policy, que en su edición de ayer lo calificó de funny guy, expresión en inglés que tiene mucho de burla, por ser más fuerte que la traducción al español “tipo divertido”. La reacción de risa del periodista de The New York Times que le hizo la pregunta el lunes, poco después de la visita presidencial a la sede de la ONU, también demuestra que quedó estupefacto ante las palabras del entrevistado.

En un esfuerzo por tratar de minimizar el disparate, se trató de indicar que el gobernante estaba hablando en broma. Esto, en realidad, es peor, porque los periodistas y los diarios preguntan en serio, para recibir respuestas serias.

Es un claro ejemplo de cómo palabras absurdas pueden en pocos segundos causar una crisis política interna, ejemplificada con las críticas que ayer mismo lanzó un diputado del partido FCN-Nación, lo cual seguramente arreciará los ataques dentro de la misma agrupación que ha sido blanco de descalificaciones por el mismo poder Ejecutivo.

Representantes de algunos sectores nacionales habían manifestado su preocupación porque las declaraciones presidenciales, sobre todo en el extranjero y ante instancias internacionales, fueran motivo de vergüenza para los guatemaltecos. Se cumplieron a cabalidad esos temores, y lo ocurrido hizo a un lado la importancia de la misión del mandatario, que era solicitar la permanencia de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala en el país.

El presidente debe entender que para representar su papel tanto dentro como fuera de Guatemala no caben las bromas ni el lenguaje figurado, ni mucho menos las parábolas, y que está obligado a hacer uso con mesura de sus movimientos y expresiones. Las críticas que seguirá recibiendo deben ser consideradas como un aporte desinteresado a que realice su tarea con el cumplimiento a la dignidad del cargo, entre la cual se incluye no apoyar, ni siquiera de manera indirecta, ideas absurdas como la de construir muros que, de hacerse realidad, contribuirían a afectar a los miles de ciudadanos que con su esfuerzo contribuyen a la economía del país.

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