CON NOMBRE PROPIO
Del Grupo Semilla
Grupo Semilla surge, más o menos, en septiembre y octubre del año pasado, cuando ni el más optimista pensaba en una depuración, forzada por la propia precaria institucionalidad judicial de la administración pública. Se daba por descontado el triunfo de Manuel Baldizón, y la duda era si competiría con Alejandro Sinibaldi o Sandra Torres. Las estructuras del poder cambiarían un tanto pero no habría nada de fondo. Nuestro abril remolinó la conciencia del más pesimista y nuestro agosto dejó la certeza del inicio de un nuevo ciclo histórico.
A días de la elección es importante tocar la propuesta, más necesaria que nunca que ha hecho Grupo Semilla, en cuanto a la necesidad de que el presidente deje de encubrir crímenes desde la sexta calle y el vicepresidente (una persona que ha demostrado su conservadurismo en décadas) asuma el poder. Esto obligaría a la elección de un nuevo vicepresidente y todo grupo organizado o persona podrá pronunciarse sobre la terna para elegir al nuevo vicemandatario. El presidente y el nuevo vicepresidente formarían un gobierno de transición para brindar oxígeno al Ejecutivo hasta el 14 de enero. De forma simultánea, el TSE cancelaría partidos financiados por dinero sucio (mandato legal) e intentaría garantizar elecciones competitivas.
La propuesta ha sido calificada de “golpista” por grupos reaccionarios que, dentro de su habitual contradicción, solo especulan, pero lo curioso es que dicen no estar de acuerdo con el presidente. También han dicho que la propuesta es “comunista”, de plano derivado de la ausencia magna y amplia de conceptos elementales. La propuesta de Grupo Semilla es dentro de la institucionalidad y sobre todo con el objeto de abrir un debate sobre garantizar elecciones limpias.
Aprender de la historia es obligado y cuando se realizan reformas constitucionales para desnaturalizar los derechos humanos, esa constitución termina con violencia; también cuando hay elecciones ilegítimas el sistema cae solito. La idea es cuidar lo alcanzado y no destruir lo avanzado.
Estas elecciones son ilegítimas: muchas campañas se financiaron con dinero del crimen y entonces al llegar a los cargos muchos de los electos agradecerán al hampa el empujón. La diferencia con las elecciones pasadas es una sola, la evidencia ahora está a la vista y eso exige afrontarla.
En el fondo, lo sabemos, quienes representan a la reacción se desvelan con la posibilidad de que una idea que no haya surgido dentro de su club se comente y así afligidos corren a descalificar a sus portadores. Pero, eso sí, descalificaciones de quienes no valoran ni los más elementales derechos humanos son la mejor muestra de que la propuesta de Semilla es adecuada para este momento crucial, aunque sabemos que quien es autoritario morirá como tal; ahora vociferan en prensa y tele, pero antes sus ancestros llenaban de cuerpos las bases militares. Esto ha cambiado y debemos conservarlo.
Ahora bien, si alguien cree que estas elecciones son limpias, no quiere que cancelen partidos corruptos y desea que el presidente entregue la banda, de plano no esté de acuerdo con Grupo Semilla.