SI ME PERMITE
Día del Cariño para recordar
“Amar profundamente a alguien nos da fuerza. Sentirse amado profundamente por alguien nos da valor”: Lao Tzu.
La vida diaria que vivimos debería cambiar de las simples celebraciones a un estilo de vida que va marcando nuestro modo de ser. Que a lo largo del tiempo llegamos a ser conocidos porque nos identifican por nuestra manera de ser. Este concepto también puede aplicarse a la celebración del “Día del Cariño”, el cual una vez al año se conmemora para agasajar al ser amado, teniendo en cuenta que aquello nos afecta el resto del año es por lo que somos, más de lo que celebramos. Nada cuesta compartir una buena comida o entregar un regalo, pero tolerar y aceptar a la persona todo el año es diferente.
Nuestra sociedad tiene todo el derecho de tener sus celebraciones y siendo parte de la misma, podemos participar, pero no tener que depender de ellas, sino que las celebraciones deben armonizar con nuestra identidad por encima del tener que celebrar simplemente porque es el día asignado, o pensar qué regalamos o cómo hacer para que la gente no piense mal de nosotros.
La única manera para ello es ser lo que debemos ser y alinearnos a nuestras normas y principios, ser consecuentes con ellos para no ser esclavos del medio, sino ser un aporte positivo a la sociedad que pertenecemos.
Claro está que nosotros somos producto de nuestra formación, la cual por lo cierto no la elegimos y a lo largo de los años cada uno de nosotros ha decidido qué cosas cambiar o afirmar y de ese modo ser lo que hoy somos. Por ello, en el Día del Cariño se debería evaluar si como personas somos cariñosos o simplemente nos convertimos en cariñosos porque la fecha nos lo requiere. Esto nos reta a llegar a ser lo que queremos ser y no simplemente parecer a un perfil que nos gusta proyectar.
Un día como este nos ayuda primeramente a autoevaluarnos y de buscar cómo queremos ser. De ese modo llegamos a tener una personalidad de la cual no necesitamos disculparnos, sino todo lo contrario, empezar a vivir para que en una fecha como la del Día del Cariño mostremos un perfil propio a nosotros porque la vida pide que seamos cariñosos no por celebración, sino para una convivencia sana y gratificante que tanto hace falta en estos días en nuestro medio.
Claro está que no podemos negar que el medio, la publicidad y el pensamiento de las personas en nuestro entorno nos condicionan a ser lo que somos, lo cual crea una presión innecesaria para nuestro diario vivir que de por sí tiene suficientes presiones y exigencias que no necesitamos añadir más a ello.
Como individuos, en algún momento de la vida tenemos que definir quiénes somos y qué imagen queremos tener y proyectar, porque al fin y al cabo si se nos recordara mañana será por la imagen que cultivamos y comunicamos.
Por ello, no nos podemos aislar sabiendo que somos parte de una gran familia que no escogimos, pero que podemos hacer de ella el grupo de gente más feliz del mundo, por lo que nosotros aportamos no importando lo que otros hagan.
Que este Día del Cariño, antes de llevarnos por lo que el medio nos sugiere y nos promociona, tomemos un tiempo para reflexionar y que esto nos ayude a estructurar un estilo de vida permanente para el resto de la vida y que en los años venideros que vivamos sea simplemente una convivencia de cariño, no importando qué día del año vivimos porque los cariñosos somos nosotros y no el día.