En cualquier institución gubernamental que se escarbe en este momento, encontraremos un gusanero de corrupción. Es inadmisible que se haya filtrado la información de la captura de Juan de Dios Rodríguez y haya corrido a refugiarse a un hospital para no ir a una carceleta. Aquí los cabecillas son advertidos y al final solo los chivos expiatorios pagan la factura, para dar circo al pueblo, pero los verdaderos responsables siempre logran evadir a la justicia. Ahora el presidente Pérez quiere lavarse las manos, alegar ignorancia, pero ya ha perdido legitimidad y credibilidad. El pueblo ha sido estafado y el responsable es el mandatario por línea de mando, aquí no cabe hacerse el sorprendido y el clamor popular sigue siendo que renuncie.

El mal está en la raíz y es urgente modificar algunas leyes fundamentales que frenen la corrupción en la práctica administrativa y pongan límites a los funcionarios públicos. Es importante que se reformen las Leyes de Contratación del Estado, para que se ate “la mano larga” de los empleados públicos. La Contraloría calla y con su silencio protege a los corruptos, para eso lo pusieron, todos lo saben. Otra ley que debe ser modificada es la Ley de Servicio Civil y comisiones de postulación.

Y no debe olvidarse que una gran preocupación por el hecho de tener encima las elecciones, es la necesidad de reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, como una medida necesaria para sanear el sistema político del país. Y ya estando dentro de un proceso electoral la ciudadanía tiene temor, muy justificado, de que únicamente se cambiará de rostros, pero la corrupción seguirá viento en popa. Los actuales legisladores se resisten a estos cambios, justamente porque no podrían continuar con su modus vivendi de enriquecimiento ilícito.

Además es de suma importancia el fortalecimiento del sistema judicial, para poner un alto a la impunidad y recuperar los fondos extraídos por los funcionarios de turno, a través de la extinción de dominio.

Las propuestas a las reformas electorales son lógicas y puntuales, aunque difusas cuando vienen de diversos grupos, pero el clamor popular es el mismo. Y los sectores hoy más que nunca están dispuestos a sentarse y unificar un formato para que sea aprobado. Considero que además de exigir que se revele las fuentes de financiamiento, reducir a 80 el número de diputados y prohibir el transfuguismo. Es importante no elegir por planilla, sino individualmente y la elección a diputados debe alternarse con la de presidente, dos años después, para crear un balance fiscalizador en el Congreso y ponerle la atención que merece esta elección legislativa.

Hoy los actuales partidos políticos y los candidatos no llenan las expectativas de la ciudadanía, el pueblo está enfermo de tener que soportar las millonarias campañas políticas que únicamente provocan un rechazo generalizado y después tener que soportar cuatro años de prepotencia y corrupción desmedida. Vamos directo a la raíz y cambiemos el mal estructural, ayer el TSE ha emitido un comunicado al respecto, ahora debemos presionarlos más para llegar al fondo.

Imagen_es_percepcion@yahoo.com