CON OTRA MIRADA
Doctorado Honoris Causa para Jorge Montes
El título doctor Honoris Causa es el máximo reconocimiento que confiere una casa de estudios superiores, más allá del resultado de haber completado ciclos académicos de licenciaturas, maestrías y doctorados. El pasado martes 6, la Universidad de San Carlos de Guatemala entregó esa distinción académica al arquitecto Jorge Montes Córdoba.
El arquitecto Montes Córdoba estudió en la universidad de Auburn, Alabama, graduándose en 1952. Su regreso coincidió con el de otros dos amigos que como él debieron salir de Guatemala para estudiar esa profesión: Roberto Aycinena Echeverría y Carlos Haeussler Uribio, ambos graduados en México. Coincidieron también en su deseo por crear una Facultad de Arquitectura que permitiera a tantos otros guatemaltecos estudiar en su propio país. La tarea no fue fácil. Con el apoyo del decano de la Facultad de Ingeniería lograron la creación del Departamento de Arquitectura que funcionó durante cinco años, hasta que el 5 de septiembre de 1958, el Consejo Superior Universitario aprobó la creación de la Facultad de Arquitectura.
Al igual que otros profesionales, se dedicaron a la libre práctica profesional, así como al trabajo institucional en la Dirección General de Obras Públicas, y la Municipalidad capitalina, desde donde planificaron y ejecutaron importantes obras; la más importante, sin duda, el Centro Cívico. El entusiasmo, energía y circunstancias propiciaron la integración de un equipo de trabajo con los arquitectos Roberto Aycinena, Carlos Haeussler, Pelayo Llarena, Raúl Minondo y el ingeniero Ernesto Rosales. Para alcanzar sus fines aplicaron criterios urbanísticos y arquitectónicos modernos y contemporáneos, a los que incorporaron obra de arte, a cargo de los más insignes maestros de las artes plásticas de la generación del 40: Roberto González Goyri, Guillermo Grajeda Mena, Carlos Mérida, Efraín Recinos y Dagoberto Vásquez.
Esa excepcional obra fue coordinada por el arquitecto Montes Córdoba, quien supo potencializar las capacidades y características de todos ellos, combinado sus propias cualidades como articulador de esfuerzos académicos, profesionales, técnicos. Con sus dotes diplomático-políticas, sumó el interés de las instituciones que forman ese conjunto urbano-arquitectónico a la visión del VIII Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (Ciam) (Hoddesdon, Inglaterra 1951), que definió el concepto “Corazón de Ciudad”.
Destaca también el edificio de la Rectoría de la Usac, ubicado sobre el eje principal del ingreso al campus, al fondo de la plaza, en cuyo centro está el mascarón precolombino que representa al dios de las ciencias y la agricultura, Kukulkán, proveniente de San Martín Jilotepeque. Su diseño elegante y austero tiene en su expresión formal, reminiscencias de la arquitectura maya, como es el talud-tablero que da forma a las columnas. Desde el punto de vista espacial retorna elementos de la arquitectura colonial, como las logias y el patio central, dando como resultado un edificio de arquitectura contemporánea de auténticas raíces guatemaltecas. Las logias y columnas, de proporción señorial, generan un rico juego de luz y sombra que cambia a lo largo del día; se complementa con el diseño del pavimento, resuelto con baldosas cuadradas de piedra tallada.
Nuestra relación personal se consolidó con el tiempo, llegando a niveles entrañables cuando me hicieron partícipe del íntimo vínculo de amistad que unió a los fundadores.
Considero significativo que la vida profesional de Jorge sea coronada con la merecida distinción académica doctor Honoris Causa, firmada por el rector, ingeniero Paiz Recinos. Particular importancia confiero a ese hecho, pues su vínculo con la Usac empezó en la Facultad de Ingeniería, cuando se incorporó como catedrático del Departamento de Arquitectura, creado a su instancia. ¡Enhorabuena por Jorge y familia!
jmmaganajuarez@gmail.com