Eduardo Galeano, traidor y héroe

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Y digo “fue” porque el propio Galeano la ha tirado a la basura con palabras lapidarias: “No volvería a leerlo, pues es una obra pesadísima que escribí sin conocer debidamente sobre economía y política” —confesó recientemente en la Bienal del Libro y la Lectura, en Brasilia—, agregando que las experiencias de partidos políticos de izquierda en el poder “a veces tienen éxito, a veces no, pero muchas veces fueron demolidas como castigo”.

Las Venas Abiertas de América Latina, es como si fuese el resultado del intento de un joven de 18 años de escribir un libro sobre economía política sin conocer debidamente el tema. “Yo no tenía la formación necesaria. No estoy arrepentido de haberlo escrito pero fue una etapa que, para mí, está superada”. Y así, de un tajo, Galeano ha degollado la obra cumbre del discurso populista. Por más de cuarenta años su narrativa se había hilvanado dentro del tejido mántrico del populismo radical en todos los movimientos radicales y grupos guerrilleros de Latinoamérica. Sus lapidarias palabras le han dado la vuelta al mundo y no pocos de sus seguidores lo tildan de traidor y vende almas.

Jesús retractándose del evangelio… ¿Por qué habría Galeano de retractarse de su obra cumbre en un cónclave literario de tal resonancia? ¿Vejez y decrepitud intelectual? En lo absoluto. Sus declaraciones muestran la más diáfana, contundente y, quizás, suprema demostración de honestidad intelectual de un exponente revolucionario.

Es simple y llanamente producto de una reflexión realista, capaz de distinguir entre un idealismo robinjudesco —absolutamente desprovisto de sustento— y las inevitables realidades de la economía mundial. Una admisión honesta de sus exageraciones y medias verdades de su “teoría de la conspiración”, en la cual califica “el subdesarrollo latinoamericano como la consecuencia del desarrollo de otros lugares”. Es decir, que “somos pobres porque la tierra en la que nos movemos es rica en recursos y posibilidades, pero las multinacionales y capitalistas locales, y los propios Estados Unidos, están confabulados para llevarse la riqueza y dejarnos pobres bla-bla- bla.

En la última edición de la revista The Economist, leemos: “Esta aseveración sigue teniendo una resonancia profunda en la región. Vive aún en la retórica y acciones de gobiernos en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina. La receta política se ha modulado, sin embargo. En vez de la revolución armada de Cuba, la fórmula ahora es una de “democracia radical, o populismo, como sus detractores comúnmente lo llaman”.

“Ahí están los gobiernos social demócratas gobernando en Brasil, Chile y en el propio Uruguay de Galeano, ofreciendo más a las masas latinoamericanas que el estado policiaco en quiebra de Castro”, agrega The Economist.

“La retracción de Galeano y las crecientes dificultades del populismo radical son un recordatorio que el capitalismo es la única ruta hacia el desarrollo en Latinoamérica. La tarea de sus proponentes es demostrar que puede ser una herramienta no solo para crear riqueza, sino para superar la pobreza”.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.