EDITORIAL
El bochorno de la vieja política
El Congreso volvió a ser el escenario de un nuevo bochorno durante el cambio de Junta Directiva, previo a la renovación en el poder Ejecutivo. En esta ocasión, la pugna por apoderarse de la Junta Directiva hizo que la agenda se atrasara casi dos horas. La motivación principal fue el aferrarse al poder por parte de quien debía entregar la batuta, pues se resistía, y habría ofrecido plazas y dinero en efectivo a cambio de votos, según lo denunciado por el nuevo presidente de ese organismo.
Lo cierto es que ese breve discurso fue muy revelador, respecto de lo que se venía advirtiendo en los días y horas previas sobre las pugnas que existían, no solo entre opositores políticos, sino que hacia lo interno de la Unidad Nacional de la Esperanza, donde tampoco resultó fácil el triunfo para Mario Taracena. Al final, ni las luchas intestinas ni el ofrecimiento de privilegios pudieron impedir que ocupe la presidencia uno de los diputados más polémicos de los últimos años.
De la breve pieza oratoria de Taracena, al asumir la presidencia del Congreso para el período 2016-2017, vale la pena rescatar los señalamientos que hizo contra su contrincante, quien no habría hecho más que repetir las prácticas de esa vieja política que se resiste a morir y que ha corrompido a casi la totalidad del Parlamento. La denuncia, entonces, resulta oportuna, porque pone en evidencia que sobre algunos políticos las protestas y la cacería de funcionarios corruptos no ha logrado calar ni un ápice.
Pero otro elemento que también planteó el nuevo presidente del Congreso fue la denuncia de ofrecimientos inmorales a potenciales votantes, sobre todo con el otorgamiento de plazas, algo por lo que incluso está siendo procesado el expresidente de ese organismo Pedro Muadi, y de lo cual también existen señalamientos sobre el ahora expresidente Luis Rabbé, uno de los que más incrementaron el otorgamiento de plazas a sus allegados, algo que ahora podría corregirse y a la vez hacer públicos esos listados que se mantuvieron como un gran secreto.
En su embate contra su contrincante, Taracena también fue enfático al afirmar que la política de transparencia y acceso a la información debe ser plena, en una clara alusión al estilo oscuro y evasivo del ahora expresidente, quien desafío la ley y se aferró al poder con tal de no dar a conocer sueldos, listado de asesores y personal que labora en ese organismo. En todo caso todavía queda la tarea de esclarecer cuáles son a su vez los ofrecimientos y compromisos que pudo adquirir el ahora presidente del Legislativo.
El Organismo Legislativo tiene ahora la oportunidad de iniciar una etapa de renovación, ya que desde sus entrañas se ha originado buena parte de los abusos que se han cometido en las distintas esferas del poder público. En contubernio con los gobernantes de turno, muchos diputados, varios de ellos que todavía ocupan una curul, han convertido la administración pública en una fuente de enriquecimiento inmoral y de tráfico de influencias. Poco parece encaminarse por la vía del cambio en la actual legislatura, aun y con las numerosas caras nuevas.