IDEAS

El dictador de papel

El domingo, Nicolás Maduro obtuvo de la Asamblea Nacional venezolana “superpoderes” a través de la “Ley Habilitante Anti Imperialista”. Con ella puede gobernar por decreto, sin recurrir a la Asamblea, en temas de seguridad ante la supuesta amenaza de una invasión gringa. No hay que engañarse, estos “superpoderes” los utilizará para perseguir a la oposición y afianzarse en el poder. No es antiimperialista, en realidad es antivenezolana.

La excusa para esta nueva ley habilitante fue que el Gobierno de Estados Unidos declaró a Venezuela como una “amenaza para la seguridad nacional”. Primero veamos el contexto de esa declaración. Hace unas semanas el Gobierno de Venezuela declaró non gratos a la mayoría de los empleados de la Embajada de EE. UU. y los echó del país. Ese fue el capítulo más reciente de una serie de acciones y respuestas entre ambos países que culminaron con la famosa declaración. Aunque de seguro el gobierno estadounidense tiene muchas razones para declararlo así, entre ellas, el apoyo al terrorismo, al narcotráfico y el lavado de dinero, como bien lo explica Carlos Alberto Montaner en su columna de esta semana, la declaración era necesaria para poder establecer inmediatamente sanciones a algunas personas dentro del gobierno venezolano. Es en ese contexto que hay que verla.

Como era de esperarse, Maduro aprovechó para plantearla casi como que fuera una declaración de guerra del gobierno norteamericano hacia Venezuela. Unas pinceladas de más de nacionalismo y tuvo la excusa perfecta para pedir la ley habilitante: “Tenemos que protegernos de la inminente invasión del imperio”.

Pero el propósito de la ley habilitante no es defender a los venezolanos de la supuesta invasión yanki. El fin verdadero es servir como salvavidas para tratar de rescatar a la desastrosa administración chavista de las consecuencias de sus muchos y catastróficos errores.

Por mucho que le quieran los chavistas echar la culpa al “imperio” de sus fracasos, ya hasta los más pobres en Venezuela se han dado cuenta de que la situación no es así. No en balde la aceptación de Maduro está por los suelos. Ya hasta la gente que se decía chavista y apoyó al Gobierno en sus insensateces por más de una década se ha percatado de que la escasez y los problemas que sufren todos los días son consecuencia de las decisiones de los chavistas.

Yo lo que veo venir es el uso de la ley habilitante para perseguir a los líderes de la oposición y a los pocos periodistas independientes que todavía quedan, acusándolos de estar conspirando con los gringos en contra del Gobierno. Primero intentará diezmar a la oposición. Si no lo consigue, utilizará la misma excusa para aplazar indefinidamente las elecciones parlamentarias que se debieran realizar este año y en las cuales sabe que perderá la mayoría que tiene en la Asamblea.

No se deje engañar. Esta no es una lucha contra el imperialismo yanki, es una lucha de corruptos por aferrarse eternamente al poder.

 @jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).