A CONTRALUZ
¿El fin del libre acceso a internet?
Mañana jueves podría convertirse en el día más sombrío para el libre acceso a internet. La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos, bajo las directrices del presidente Donald Trump, podría terminar con el principio de la neutralidad de la red, que garantiza el trato igualitario y equitativo de todo el tráfico en la web. Es muy probable que la mayoría de representantes republicanos en esa comisión apruebe la llamada Restauración de la libertad en internet, que implica terminar con el concepto de que la red es un servicio público, similar al agua o la electricidad. El impacto de esta medida es que los usuarios de internet tendrán que pagar dinero extra para tener acceso a determinados páginas, en tanto que las pequeñas y medianas empresas estarían en desventaja porque sus sitios no tendrían la misma velocidad de conexión que los gigantes de la web.
El concepto de neutralidad de internet significa que todos los contenidos se distribuyan de la misma forma por ser un servicio público, esencial para la vida moderna y la cobertura llegue al mayor número de personas sin restricciones de carácter económico. El principio ha sido evitar restricciones por parte de compañías operadoras, gobiernos u organizaciones para tener acceso a contenidos de entretenimiento, conocimiento, información o de diverso tipo. Cuando se conoció la intención de Trump de eliminar la neutralidad, grandes empresas como Facebook, Google, Twitter y Amazon se pronunciaron en contra, no digamos las empresas pequeñas. Precisamente la neutralidad de la red ha sido uno de los principales atractivos para el desarrollo de los emprendedores, cuyo futuro ahora sería incierto.
Si bien esta medida tendría vigencia solo en Estados Unidos es lógico comprender que las repercusiones se comenzarán a sentir en breve en países como Guatemala, por su dependencia de contenidos y comercio procedente del norte y porque carece de legislación sobre la neutralidad de internet. Grupos de consumidores norteamericanos han alertado sobre los graves riesgos que representará esta nueva situación si llegara a aprobarse. Las principales ganadoras de este nuevo paradigma son las empresas proveedoras de servicios que podrían decidir a qué contenidos darles velocidad y a cuáles ralentizar.
De hecho se podría hablar de que las proveedoras podrán censurar contenidos en línea, además de decidir qué se puede leer y qué no a partir de manipular las velocidades. Matt Wood, del grupo de consumidores Free Press, señala que la iniciativa del presidente Trump es la entrega de internet a los pocos conglomerados de proveedores que serán libres de bloquear, estrangular y discriminar discursos alternativos en la web. También significará un cambio dramático para las pequeñas empresas que no podrán hacer frente a la manipulación de la actividad económica a favor de los grandes distribuidores.
Desde ya se habla de que en Estados Unidos la red podría convertirse en otra especie de televisión por cable que se vendería por paquetes, situación que no sería extraño que comenzara a experimentarse en Guatemala. Cuando despuntó internet a nivel global se pensó que habíamos llegado a la democratización de la comunicación y que la supercarretera de la información era ilimitada para garantizar la libre expresión del pensamiento. Ahora esa situación está en grave riesgo y poblaciones como la guatemalteca que tiene poco acceso a internet, principalmente en el área rural, podría padecer aún más limitaciones. Ojalá las asociaciones que velan por la libertad y apertura de internet puedan lograr la reversión de una medida tan lamentable como la que se pretende imponer en el norte. Lejos de promover libertad en internet, la comisión federal estadounidense la estaría ahogando.
@hshetemul