CATALEJO

El incierto futuro de Jimmy Morales

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Mucho se ha especulado, desde el principio, del futuro de la presidencia de Jimmy Morales. Guardando las debidas distancias, es un caso parecido al de Donald Trump en Estados Unidos, pues ambos personajes tienen en común haberse dado a conocer usando los medios de comunicación, por su total inexperiencia en los temas políticos, cómo tratarlos, y sobre todo qué no hacer, cómo no actuar ni reaccionar, y ser víctimas de las consecuencias de sus peculiares expresiones. En los 15 meses desde el 14 de enero a las 14 horas del año anterior, el presidente guatemalteco se ha visto en problemas porque la mayoría de sus compañeros de viaje político comparten esa misma inexperiencia, tema al cual no voy a referirme por haber consenso.

El Tribunal Supremo Electoral hoy investiga las aportaciones a los partidos políticos para la campaña. La UNE debe estar especialmente preocupada, porque los secretarios generales son responsables por cualquier anomalía. En el caso del FCN-Nación, quien ocupaba ese cargo en esa época es Jimmy Morales, quien al ser electo, evidentemente debió salir del cargo, pues ser el representante de la unidad de la nación no puede ser compatible con encabezar una de las tribus electoreras chapinas. Sin embargo, la separación a tal puesto no significa borrar las responsabilidades por cualquier acto ilegal de acción u omisión. Esto no tiene ninguna dedicatoria contra él, porque el asunto habría sido distinto si no hubiera logrado la victoria. Pero ganó y ahora preside el Ejecutivo.

El Partido Patriota desapareció por motivos legales luego de la llegada de sus caciques a la presidencia. Esas mismas causas provocaron la desintegración del pintoresco grupo conocido como Líder, cuyo ídem sólo es ahora un mal recuerdo. Pero el FCN-Nación corre el riesgo de desaparecer por ilegalidades cuando se encuentra en el ejercicio del poder, en una especie de realismo mágico digno de una novela latinoamericana. Esto causará la inmediata desbandada de los tránsfugas, quienes no dudarían en declararse independientes o transmutarse en nuevas agrupaciones como las actuales existentes en el Congreso, verdaderos botes salvavidas donde se apuñuscan con desesperación y mucha dosis de desvergüenza muchos de los náufragos políticos lideristas y patriotistas.

Ante esta posibilidad, es incierto el futuro cercano de Jimmy Morales como cabeza del Ejecutivo. El caso resulta inesperado, causante de estupefacción y de urgente y sereno análisis acerca de cómo deben funcionar los mecanismos legales y si es válido pensar sobre las consecuencias de su aplicación. El vicepresidente electo por los guatemaltecos pronto podría ser igualmente defenestrado también por razones legales y por presiones internas y externas. Implicaría en poco menos de dos años la casi segura integración de una dupla presidencial y vicepresidencial como producto de elecciones en el Congreso, institución caracterizada por representar desde hace décadas en la mayoría de sus integrantes, las peores manifestaciones de la política preñada de inmoralidad y burla a la ley.

De darse tal situación, es válido pensar en cuál debe ser la forma de actuar de aquellos colaboradores cercanos llamados para hacer gobierno e integrados al equipo porque tuvieron y muchas veces tienen la intención de servir al país, pero hoy están imposibilitados de actuar a causa de la corrupción, el abuso, etcétera, y está en peligro su prestigio personal. Esos pocos ejemplos no tienen alternativa: llegaron para ayudar a una persona, el presidente, y talvez a un grupo partidista, pero no es posible. Llegaron con buena intención, pero no es explicable mantenerse dentro de un barco ya encallado. Estas reflexiones, creo, son útiles para comprender no solo la dura realidad de quien está en un puesto solitario y sus acompañantes, al cual haber llegado resultó ser una mala jugada del destino.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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