El poder del secreto
En Guatemala, construir la incipiente democracia ha sido y sigue siendo una labor titánica, ya que las herencias coloniales, esas costras sistémicas que han cooptado el Estado por mucho tiempo siguen actuando en las sombras, bajo prácticas de discrecionalidad, con reglas, actores e instituciones informales que actúan dentro y fuera del Estado.
Esas formas de poder oculto son las que han puesto en jaque a la precaria institucionalidad democrática, resquebrajando la gobernabilidad de cristal, degenerando los mecanismos de control político, pulverizando la ética pública, comprando las voluntades y representaciones políticas, y privatizando la soberanía popular.
Norberto Bobbio, en su libro Democracia y secreto hace alusión a aquellos aspectos del inframundo político que operan debajo del gobierno visible, que carcomen la esencia de la democracia a través de la impunidad, corrupción, tráfico de influencias, violencias, racismo, entre otros males.
Esa democracia capturada opera en base al fenómeno del secreto, el cual demarca las asimetrías entre gobernantes-gobernados. El poder del secreto es elitista, ya que no crea vasos comunicantes para fortalecer la libertad, igualdad, acceso a la información e incidencia en toma de decisiones.
El sistema de los secretos entre los actores políticos —comunicación restringida— se asienta de mejor manera en los gobiernos autocráticos. Bobbio plantea que los actores en la “democracia” mutan y practican permanentemente el enmascaramiento (discursos, prácticas y personajes fluctuantes), una teatralidad política que les permite garantizar prebendas en el ejercicio del poder, produciendo pensamiento y ocultándolo a la vez.
Los secretos se mimetizan a través del Derecho, quien legitima los “secretos de Estado” y de oficio burocrático como los de seguridad nacional y defensa, donde las excepciones se convierten en reglas (poder de veto de jugadores dominantes). También en las relaciones internacionales —mundo multipolar—, el secreto es una variante hegemónica.
No obstante, la tiranía del secreto se derrumba con la publicidad de los actos del gobierno, con la rendición de cuentas y con la aplicación implacable de la ley.