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El tiempo vuela

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Mañana sonarán las doce campanadas del año viejo, algunos comerán las tradicionales uvas de media noche pidiendo deseos y haciendo volar su mente con los sueños que todos queremos alcanzar.

Cada vez que va a iniciar un nuevo un año, surge también la expectativa de ejecutar cambios positivos en nuestra vida, estando conscientes de que tomar ciertas decisiones pueden llevarnos al éxito o al fracaso.

El tiempo actualmente se pasa más rápido que antes. Este mundo corre muy de deprisa, vivimos absortos en la tecnología, la información y la comunicación impersonal de mensajes de texto, este nuevo modo de vivir ha afectado drásticamente nuestras relaciones interpersonales y nos hace estar aislados de los demás.

Una pequeña acción puede darle un giro completo a nuestra existencia, decidir entre estudiar o haraganear, puede ser la diferencia entre una vida futura próspera o de miseria. Ser honesto o mafioso, puede hacerlo vivir el resto de sus días en libertad o en la cárcel.

Una mala selección del cónyuge puede hacer que su futuro hogar sea un martirio o un paraíso. Optar por el bien o el mal; por el amor o el odio.

Tomar pequeñas o grandes decisiones sin pensar, decir un “sí o un no” en el justo momento, actuar meditando y razonando, eso puede ser la diferencia entre la alegría o la desdicha de su vida.

Recordemos que toda acción tiene una consecuencia y si hoy hago cosas buenas y positivas, cosecharé lo mismo; si realizo acciones malas, tarde o temprano terminaré mal.

El ritmo de la vida actual es rápido y contra reloj, simplemente no hay tiempo para meditar sobre nuestro actuar, sopesar nuestras metas, disfrutar a nuestra familia y amigos. Practicar los valores y las buenas costumbres ha quedado atrás para algunos, ¡Los tachan de anticuados y fuera de moda!

Cada persona se traza objetivos diferentes al inicio del año: algunos tratarán de dejar de fumar, otros sueñan con adelgazar, ir al gimnasio para ponerse en forma, empezar la universidad, algunos desearán un mejor trabajo, adquirir una casita propia, las damas prometen que es el último año que pasarán solteras, y para los menos afortunados, lo único que quieren es tener pan en su mesa. En fin… si pudiéramos entrar a la mente de cada ser humano esa noche, nos daríamos cuenta de que todos queremos dejar atrás lo malo del año anterior y empezar con nuevos brillos e ilusiones el año venidero.

Todas las personas merecen un futuro mejor, sin importar su condición social, género o nivel cultural. Todos somos humanos y tenemos un corazón lleno de sueños e ilusiones.

El pasado no podemos cambiarlo y “lo hecho, hecho está”, pero en el presente sí tenemos el control de decidir, de pensar, de actuar correctamente sin cobardía, porque todo lo que hacemos hoy —pequeño o grande— marcará nuestro futuro.

Este año nuevo es una oportunidad más para transformar nuestro país, quizá este año 2016 fue terrible para muchos, y nos ha dejado un mal sabor de boca a la mayoría, y aunque todos estamos pasando por tiempos muy difíciles, debemos realizar nuestro mejor esfuerzo por aprovechar todo lo bueno que la vida nos ofrece. Guatemala es un país muy rico, donde no debería existir tanta miseria.

Roguemos a Dios, porque se abra el entendimiento del presidente Jimmy Morales para cambiar el rumbo de su gestión y que se despoje de su egoísmo y el orgullo de pensar que está haciendo las cosas bien, y que empiece a trabajar ya por el país.

Ojalá que la noche de año nuevo no nos quedemos nada más con un brindis bohemio y sentimental, sino que el año 2017 transformemos nuestra vida y nuestro entorno, en el lugar que deseamos vivir, la decisión al final es solo suya. ¡Feliz año 2017!

imagen_es_percepcion@yahoo.com

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.

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