El derecho de trabajo, así como a la seguridad social, se basa en una relación tripartita. Trabajadores, empleadores y el Estado, los tres juegan su papel. Nuestra constitución reconoce, dentro de los derechos sociales, el derecho al trabajo, y se garantiza de manera simultánea la seguridad social.

Acá se trabaja en la informalidad. Por informalidad no debemos entender solo aquel ciudadano que lucha día a día para conseguir el sustento de su familia en labores ocasionales, sino que grandes empresas y el Estado mismo hacen hasta lo imposible para no caer en las estructuras del derecho de trabajo. Los trabajadores guatemaltecos son “contratados” simulando relaciones civiles de servicios profesionales, tanto en lo público como en lo privado, y estas groseras simulaciones darán como resultado una generación sin derecho a la seguridad social, pero sobre todo una creciente inestabilidad que genera también violencia.

Del 26 al 28 de febrero se llevará a cabo en el país el IX Congreso Iberoamericano de Trabajo y de la Seguridad Social, un cónclave imposible de perderse para los abogados que queremos buscar en el derecho principios que puedan generar una verdadera paz social. El empleo en un mundo en recesión es el título del esfuerzo académico que reunirá en nuestro país a cientos de colegas de Iberoamérica y que tendrá a connotados expositores, nacionales y extranjeros.

Los abogados guatemaltecos no discutimos en lo académico. Los congresos jurídicos son aburridos y sosos, los actos académicos gremiales no incentivan el debate y las universidades no han sabido jugar su papel de verdaderos líderes en busca de soluciones nacionales. La administración de justicia está en crisis y pasamos inadvertidos.

¿Qué ventajas y desventajas tiene la subcontratación laboral? ¿Cuál es el régimen de los trabajadores domésticos? ¿Cuál es la verdadera función del juez laboral? ¿Hay límites a la contratación colectiva? ¿Cuáles son los efectos de los pactos colectivos en el Estado? Son algunos de los grandes contenidos que se abordarán.

Todos estos temas se encuentran en verdadera crisis en el país. Hay sindicatos estatales que, de manera literal, maman y pretenden abusar de la entidad estatal en la que están organizados; ejemplos abundan, pero por otra parte, el Estado como empleador deja muchísimo que desear y no garantiza, ni por asomo, estabilidad.

Suerte a los amigos que participarán en el Congreso —todavía hay tiempo de inscribirse—, pero más que suerte, ojalá exista un verdadero debate y así sus conclusiones puedan tener efectos prácticos para el trabajador, fuerza y motor del desarrollo.