HAGAMOS LA DIFERENCIA

Energúmenos al volante

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Causan asombro los últimos acontecimientos, al saber que personas al volante, que por algún motivo han perdido el control de sus pensamientos, atropellan a personas en las carreteras públicas. El 12 de marzo, en Puerto Príncipe, Haití, un autobús arrolló a dos peatones y al huir perdió el control y embistió a varios grupos de músicos callejeros y mató a 38 personas. El 26 de abril, Jabes Meda Maldonado embistió a estudiantes de la Escuela Nacional de Ciencias Comerciales, quienes se encontraban manifestando en la calzada San Juan y 33 avenida, zona 7, en la Ciudad de Guatemala, lo que provocó la muerte de una adolescente que luchó por su vida en un hospital nacional, e hirió a varios. El 29 de abril, en vía Dutra, entre Sao Paulo y Río de Janeiro, Brasil, un automovilista que tenía prisa por visitar a su abuela enferma, arrolló a un grupo de manifestantes e hirió a varios de ellos. El 18 de mayo, alrededor del mediodía, un vehículo arrolló a una multitud en la Gran Manzana, en el Times Square, corazón de Nueva York; mató a una mujer e hirió a 19 personas. El 29 de mayo, en Guatemala, un conductor, a bordo de una camioneta tipo agrícola, atropelló a cuatro motoristas y colisionó tres vehículos más en su trayecto. El 18 de junio una furgoneta arremetió contra un grupo de peatones e hiró a muchos, en Fisbury Park, al norte de Londres. Muchas son las causas y los comentarios variopintos, que expresa cada quien, al manifestar su punto de vista hacia el problema, e involucrar inclusive temas religiosos, pero la realidad es que ha habido pérdidas humanas irreparables y grupos familiares afectados.

El factor común en estos acontecimientos han sido personas que han perdido el control de sus mentes, cegadas por momentos de estrés, de enojo y consumo de algún tipo de droga. Las consecuencias son graves, tanto para el conductor como para los peatones, al provocar situaciones que se lamentan toda la vida.

Quienes conducimos vehículos debemos estar conscientes de la responsabilidad que implica sentarse frente a un volante, aunque dentro del auto nos conduzcamos solos, nos movilizamos en áreas donde interactúan personas; la responsabilidad se incrementa al llevar pasajeros dentro de nuestro transporte. Es preciso revestirse de calma y tomar un momento de reflexión y meditación antes de principiar a conducir. Preferible es que si no nos sentimos bien, nos abstengamos de conducir y dar el timón a otra persona que esté en condiciones, especialmente si hemos consumido alcohol.

Los gobiernos deben establecer campañas de concientización, de capacitación, ejercer controles más estrictos para los pilotos y realizar pruebas de alcoholemia. Por eso es plausible la capacitación que debe darse a pilotos de transporte pesado, para evitar accidentes. También es necesario un adecuado mantenimiento y señalización de las carreteras, pues también son causa de accidentes. Es importante señalizar los proyectos carreteros abandonados.

Recientemente venía en moto de mi pueblo y fui arrollado por un automovilista ebrio, quien no se responsabilizó de nada. No puedo describir la sensación sentida al estar cayendo en la carretera, sin saber la causa, y las consecuencias que ha provocado en mis labores diarias. Afortunadamente, el daño, aunque severo, fue solo en un hombro. Muchas personas a mi alrededor han ayudado para mi recuperación, haciéndome sentir persona especial y querida. Gracias a todos, especialmente a Dios, que me ha brindado una nueva oportunidad de vida. Estoy, como siempre, dispuesto a ponerla al servicio de mi prójimo; ahora con mayor razón.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.

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