IDEAS
Ese no era el problema
Mucha gente celebró a ciegas las prohibiciones al transfuguismo en el Congreso, sin percatarse de que con atacar las consecuencias del problema y no sus raíces, lo que se logrará es empeorar el sistema. Tristemente es lo que sucede cuando prevalece la superficialidad y casi nadie se preocupa de profundizar en el análisis. ¡Bienvenida la consolidación de la tiranía de los politiqueros dueños de los partidos! ¿Está usted feliz con la finta que le hicieron? ¿O ni siquiera se percató?
Para resolver un problema hay que entender cuáles son sus causas, y cuando estas se resuelven, el problema deja de serlo. En este caso, los diputados tránsfugas se han ganado una muy mala reputación porque encontraron en el cambio de partidos una forma de jugarle la vuelta al sistema y sacarle el mayor provecho posible —casi siempre en la forma de dinero corrupto—. Esto es condenable y por ello no extraña que la población los deteste tanto.
Ahora bien, si profundizamos en el análisis, veremos que el problema no es que se cambien de partido, sino por qué lo hacen. Y lo hacen porque el sistema está diseñado para que sean los “dueños” de los partidos quienes tengan el control político y, por tanto, el acceso a los fondos corruptibles. Ante esta perspectiva, no es de extrañar que los politiqueros corruptos busquen cómo gravitar la mayor cantidad de tiempo cerca del poder, porque consideran que así maximizarán sus ingresos.
La solución a este problema no pasa por darles más poder a los partidos políticos, sino por darle más poder a la ciudadanía sobre los políticos. Al no entender esto, la mayoría de gente no se percata de que la solución propuesta centraliza más el poder en los politiqueros y lo aleja de los verdaderos mandantes: los ciudadanos.
En el sistema actual, aunque usted crea que vota por un candidato en particular, eso no es así. Usted vota por un partido y la lista de candidatos que ese partido propuso. La mejor prueba se dio hace poco, cuando los magistrados del TSE no asignaron a algunos candidatos la curul que supuestamente habían ganado. Cuando estos reclamaron que se violaba el derecho de los ciudadanos que votaron por ellos, los magistrados respondieron que no se les violaba el derecho a los ciudadanos, ya que ellos votaron por un partido, y como la curul pasaba al siguiente en la lista propuesta por el partido, se respetaba el voto de los ciudadanos por ese partido.
La verdadera solución al problema es quitarle poder a los “dueños” de los partidos y regresárselo a sus dueños legítimos: los ciudadanos. La única forma de hacerlo es eliminando la elección por listas y convertirla en un sistema en el cual usted vote directamente por un candidato a diputado y no por un partido que pondrá a los fantoches y corruptos que quiera.
Los politiqueros saben muy bien esto y por eso es que en la discusión de los cambios a la Ley Electoral y de Partidos Políticos no quisieron tocar ese tema. ¡No son tontos! ¡Saben que ello les haría perder el poder! Han sido tan astutos, que se aprovecharon del “clamor popular” —lamentablemente superficial— para consolidar su poder y garantizar que seguirán mamando de la teta de los tributarios. Saben que si los guatemaltecos podemos votar directamente por nuestros representantes, la mayoría de pícaros y vividores que ahora se esconden en las listas de los partidos no podrían continuar usufructuando el poder.
¿Usted también se creyó la finta? ¿Es usted parte de esa mayoría irreflexiva que ni se percata de cómo se la babosean los politiqueros? Espero que no. Espero que levante su voz y exija que se eliminen las votaciones por lista y se cambie a un sistema de voto directo. De otra manera se seguirá consolidando la tiranía de los dueños de los partidos políticos.