En varios países con considerables avances tecnológicos como EE. UU., Francia, Corea del Sur y, recientemente, en España y Colombia, están considerando la fotografía convencional como algo anticuado. Inmortalizar momentos importantes de la vida por medio de figuras tridimensionales, “estatuillas” es la tendencia actual. Las personas pueden hacer figuras de ellos mismos, de miembros de sus familias, mascotas u objetos nostálgicos. Digitalizarse es una manera de recordar el pasado, equiparable a una fotografía del futuro. En Corea del Sur, por ejemplo, hay cabinas de forma cilíndrica que tienen muchas cámaras que toman simultáneamente fotos desde diferentes ángulos, para luego realizar la impresión en tres dimensiones a partir del modelo digital basado en las fotos, puede imprimirse en plástico, yeso o metales preciosos, y pueden realizarse figuras de entre 5 a 30 centímetros de altura. Una figura en plástico, por ejemplo, puede costar unos US$30, y dependiendo del material a usar, puede alcanzar diferentes precios. En España, la empresa Real Dimensión empezó a ofrecer el servicio en el 2014, según uno de sus trabajadores de la empresa, la primera estatuilla fue la de un padre que pidió la de su hijo con el uniforme de su equipo, con una pelota de fútbol, para recordar el acontecimiento.

En Colombia, la empresa Innovar3D ha estado trabajando con este tipo de impresiones en tres dimensiones —3D—, les han hecho incluso pedidos de estatuillas de seres queridos ya fallecidos, lo que se complica, por no tener el modelo para tomar la primera impresión. En Estados Unidos, 3D System lanzó al mercado cabinas portátiles en las que los usuarios pueden hacer sus propias estatuillas, al tomarse selfies e imprimirlas en tres dimensiones. Han logrado reproducir las imágenes y adaptarlas a los gustos personales, permiten colocarles accesorios que están disponibles en la biblioteca digital, o adaptar cuerpos diferentes, como el de algún deportista famoso, un artista de cine o alguna persona influyente. Estas cabinas se han colocado en centros comerciales.

Las posibilidades de impresión en tres dimensiones dan la posibilidad de otro tipo de negocios y aplicaciones, como, por ejemplo, la fabricación de casas, las que incluso se planean para colonizar otros planetas y/o satélites. Se usó en estas olimpiadas para fabricar trajes para los deportistas, con las medidas justas y con algunas especificaciones tecnológicas que mejoran el rendimiento de estos, incluso se habla que podrían ser el próximo tipo de dopaje, al permitir ventaja competitiva de tipo tecnológico a los competidores.

La impresión 3D está permitiendo la producción de tejidos y órganos humanos, que pronto se comercializarán a gran escala. Una aplicación fabulosa es la posibilidad de trasladar a lugares remotos la imagen de objetos y modelos sólidos para imprimirlos en materiales adecuados para su uso inmediato, de tal manera que los diseños son fácilmente enviados en forma digital, lo que permite ahorro de tiempo, costos de transporte, etc. De un lado se estarán escaneando los objetos para reproducirlos mediante impresión 3D en cualquier otra parte del mundo.

En Guatemala se ha trabajado en impresiones de este tipo, en universidades y centros tecnológicos, al realizar aplicaciones experimentales. En algunas empresas las están usando para el desarrollo de maquetas arquitectónicas de casas, edificios y/o desarrollos inmobiliarios. Pronto veremos una explosión de este tipo de negocios.