IDEAS
Fulanazo
El reconocimiento del presidente Jimmy Morales de que su hijo y su hermano están involucrados en una investigación de corrupción de períodos anteriores podría convertirse en el punto de inflexión de su administración. Qué suceda de aquí en adelante dependerá no solo del giro que tomen las investigaciones, sino también de la habilidad de Morales para enfrentarlas y, todavía más importante, la reacción y el seguimiento de la ciudadanía.
Con todo y lo espectacular de la revelación, hay que ponerla en contexto. El caso en investigación aparentemente se refiere al uso de una factura del restaurante Fulanos y Menganos por noventa mil quetzales para justificar la compra de unas canastas navideñas por parte del Registro de la Propiedad. Esta es una de las acusaciones dentro de un caso más grande de corrupción en dicho registro, durante la administración de Anabella De León, que incluye además la contratación de plazas para fantasmas. Por este caso ya hay varias personas presas y varias otras prófugas. El arraigo del hijo y del hermano del presidente deja entrever que alguna participación tuvieron en los hechos que investiga el MP. Si se confirma, deberán seguir la suerte de los otros acusados en el caso, léase ser ligados a proceso e investigados y, muy probablemente, sin medidas sustitutivas. En caso contrario, quedarían libres.
En cuanto a Jimmy, si bien es cierto las investigaciones van dirigidas a sus familiares, el impacto que tiene la noticia sobre su imagen es muy grande. Aun si al final se concluyera que ellos no tuvieron ninguna participación, creería que el daño ya está hecho y la duda quedará en el ambiente. Fue bueno que saliera a cortar los incipientes rumores, pero por lo visto no podía hacerlo sin cometer el error de advertir categóricamente que no va a decir nada más al respecto. Por más que quiera, ese tema le seguirá a donde vaya peor que zancudo con zica.
Considero que la única forma de despejar las dudas que se han formado a su alrededor es a través de la investigación de todas las denuncias en su entorno. Porque, aunque las pesquisas actuales no tienen que ver con su administración, abren la puerta para darle alguna credibilidad a los rumores que han circulado sobre corrupción entre sus cercanos, ya que una cosa lleva a la otra. Por ejemplo: ¿Existieron las famosas canastas navideñas o, como ya empiezan a decir algunos, simplemente fueron un “instrumento” para canalizar fondos públicos hacia la campaña del FCN? ¿Cuál es su relación con el supuesto dueño del restaurante? ¿Es cierto que este se ha involucrado en el “negocio” de las plazas para fantasmas? ¿Qué tanto sabe el presidente de estas “transacciones”? ¿Ha fluido dinero de esas supuestas transacciones al presidente?
Si Jimmy y su equipo no le entran de frente a estos y otros muchos cuestionamientos que empiezan a surgir, se volverá una bola de nieve que cada vez será más difícil de detener. Y la manera de hacerlo no es negando todo y escondiendo la cabeza en la arena, cual avestruz, sino abriendo la información para que el MP, la Cicig, los medios y la misma ciudadanía puedan revisarla y aclarar cualquier duda.
Los mandatarios y todos los políticos debieran entender que las cosas han cambiado. Si antes era fácil que pudieran salirse con la suya y disfrutar de todo el dinero robado a los tributarios, ahora lo es menos. Todavía no es tan difícil como yo quisiera —al fin, el sistema sigue siendo el mismo y todavía falta muchísima corrupción por perseguir—, pero poco a poco se van elevando las posibilidades de que sean atrapados y deban pagar las consecuencias.
A los ciudadanos nos queda seguir presionando para que la función pública en Guatemala se haga con transparencia. ¿Va a seguir usted pendiente?
Fb/jjliber