Sí hubo genocidio

Margarita Carrera

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Me pongo a pensar que simplemente no se ha leído, mucho menos estudiado, lo acontecido en Guatemala entre el período 1980-83, cuando nuestra patria se llenó de sangre por la guerra entre militares y revolucionarios. En Guatemala Nunca Más se da, en tres voluminosos libros, la historia de nuestra espantosa guerra. Pero, sobre todo, en el tomo II o Los mecanismos del horror, en donde se describe más ampliamente.

En tal época, en una primera parte, se analiza la dinámica de las masacres. Especialmente, el uso de la tortura y los modos de actuación de los cuerpos de inteligencia militar. Posteriormente se discutían las formas de involucrar a la población civil en la guerra y reorganizar la vida cotidiana de la población bajo control militar. Por último, se incluye un análisis de los mecanismos de entrenamiento y conformación de grupo que han hecho posibles las atrocidades.

El punto siguiente habla de las características de la violencia masiva, poniendo de manifiesto la dinámica o enfrentamiento entre los dos bandos. Se ha de aclarar que no se menciona ningún nombre de quienes lucharon.

También que, en su afán de destruir a la guerrilla y cualquier apoyo que pudiera tener, el ejército desarrolló planes de campaña y acciones específicas contra la población civil orientadas por la lógica de tener control de la población y del territorio. En muchos casos eso supuso llevar a cabo masacres y destrucción masiva de comunidades consideradas hostiles.

La violencia en Guatemala ha estado marcada por los aparatos de inteligencia militar, que llevaron a cabo múltiples acciones para eliminar la disidencia política, así como promover un mayor control interno absoluto. Lo cual involucraba un sistema de vigilancia permanente, llevado a cabo por los llamados “orejas”, comisionados militares y otros. Las acciones respectivas eran llevadas a cabo de manera clandestina, para que sus autores no fueran identificados. De tal manera, la violación constante de los derechos humanos y la impunidad constituyeron una parte importante en las acciones militares. Sin embargo, a pesar del desarrollo de los actos violentos, estuvo condicionado por numerosos acontecimientos sociales, lo mismo que políticos. Así la conducción de la guerra siguió una planificación estratégica realizada por el ejército.

La violencia sociopolítica ha tenido un gran impacto en el tejido social de nuestra patria. En cuanto a los mecanismos del horror, para realizar sus acciones, el ejército desarrolló un sistema de formación de cuerpos militares basados en el reclutamiento forzoso y un entrenamiento en la obediencia, así como un fuerte control de los grupos y complicidad en las atrocidades.

Tal sistema explica en gran medida el carácter tan destructivo de la represión política, pero también se manifiesta todavía en la actualidad en numerosas formas de violencia de la posguerra. No se puede tratar la historia de sufrimiento de la gente como si se tratara de la página de un libro.

La prevención de las atrocidades implica, además de una aplicación de la justicia, la eliminación de los sistemas e ideologías que convierten la obediencia en una virtud, y el horror en un medio para conquistar sus fines sociales.

Según Guatemala Nunca Más, “la mayor parte de las masacres se llevó a cabo mostrando una crueldad extrema, con un carácter de destrucción total y de terror ejemplificante contra la población civil. En gran parte de los testimonios se asocia la quema de las casas y la quema de los cuerpos”.

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