LA ERA DEL FAUNO

Hay cosas peores que llamar idiotas a los diputados

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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Ha de ser difícil eso de ser diplomático. Qué tarea tan ardua sentarse a la mesa, estrechar la mano y tomarse fotos con funcionarios que más tarde serán encarcelados debido a que son narcotraficantes, ladrones, integrantes de bandas criminales paraestatales, como ha sido y sigue siendo el caso. Ha de ser difícil mantener modales discursivos, quitar palabras y buscar eufemismos cuando se tiene que hablar de un nido de alacranes prestos a picar a cualquiera. Lo sabe uno, que apenas opina en sus modestos espacios, cuánto tiene que reprimirse, cambiar adjetivos y hasta arruinar sus textos “para evitar el desborde”, como dicen los narradores de futbol.

Que el embajador de Estados Unidos en Guatemala, Todd Robinson, haya llamado idiotas a cuatro congresistas es algo que está en segundo plano, apenas una consecuencia. Más importante es que los diputados testaferros y el particular Claus Marvin Mérida expliquen a la justicia guatemalteca quiénes pagaron los US$1.920,000 (más de Q14 millones) por un cabildeo entre los gobiernos de Estados Unidos y Guatemala, y con qué fin usurparon las funciones de la Cancillería. No obstante lo sustancial, el tema de la diplomacia es demasiado tentador como para dejarlo ir esta semana.

Ha de resultar doblemente difícil mantener cortesía y disimulo en un país herido en todos sus costados, que reacciona con susceptibilidad al roce del viento. Las redes contienen un raro contraste de oraciones fervorosas, maldiciones, mensajes positivos, homofobia, misoginia, amor a Dios y al prójimo, intolerancia a lo nimio y tolerancia a lo brutal, a veces todo en una misma persona o grupo. Se hace escándalo por lo que dijo el embajador, pero se vuelve chiste que se trate al mismo embajador con expresiones racistas, incluso por parte de altos funcionarios como la magistrada Blanca Stalling cuando se refirió a él como el “Señor de Esquipulas”. No vamos a ser hipócritas: se refería a Robinson por el color de su piel.

Algo peor que los diputados hayan sido llamados idiotas, aun cuando lo haya hecho un diplomático extranjero, es mostrar indiferencia o celebrar que la diputada Laura Franco haya llamado “india estúpida” a la gobernadora de Alta Verapaz. O que el diputado Juan Manuel Giordano escribiera a su jefe de bancada, Javier Hernández, que necesitaba guerreros para poner de rodillas a un gobernador y haya añadido improperios del tipo sodomita. O que el diputado Linares Beltranena, precisamente uno de los probables llamados idiotas, dijera que las personas con discapacidad solo constituyen un gasto para el país. Digo “probable” porque Robinson no dio nombres. El llamado quedó a criterio de quienes se sintieran aludidos y el enigma se resolvió cuando tres de ellos lo asumieron dando una conferencia de prensa.

Como a muchos, me tiene sin cuidado que Robinson haya calificado de esa manera a los diputados porque estos no me representan. No sé en qué contexto lo dijo, pudo ser una declaración formal ante la prensa o mencionado en uno de esos momentos cuando todo humano se siente en confianza con sus pocos invitados y no esperó que fuera llevado a titulares. En todo caso, lo que podría resultar serio es que los hasta ahora oscuros financistas no se van a dejar vencer y han de estar preparando un golpe maestro o asaz ridículo. Lo conveniente es que se sepa pronto si los que pusieron los millones son gente del Mariscal Zavala, del narcotráfico, empresarios o extraños ganadores de la lotería que sin motivo odian a la Cicig y al MP. Que se sepa antes de que surjan nuevos acontecimientos en estas tierras sísmicas.

@juanlemus9

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