LIBERAL SIN NEO

¿Ignorancia o estrategia?

Para quien tiene interés en el espinoso tema del desarrollo económico, el libro Por qué fracasan las naciones: los orígenes del poder, prosperidad y pobreza, de Acemoglu & Robinson (2012), es lectura obligada, se esté de acuerdo o en desacuerdo con su tesis. Los autores discuten diferentes teorías de los factores que impulsan y detienen el desarrollo, atendiendo principalmente cuatro enfoques: geografía, cultura, ignorancia e instituciones. Con discusión teórica y evidencia empírica, presentan argumentos convincentes que dan menor importancia a los tres primeros, razonando que la matriz institucional, que define incentivos y desincentivos en una sociedad, aun cuando no es el único, si es el factor determinante para el desarrollo económico. Examinemos la tesis de la ignorancia, en relación a un caso puntual.

La hipótesis de la ignorancia sostiene, según Acemoglu & Robinson, que los países pobres tienen muchas fallas de mercado; los economistas y articuladores de políticas desconocen cómo resolverlas y están mal aconsejados. Es decir, “no saben”. Los países ricos han ingeniado mejores políticas y han eliminado exitosamente estas fallas de mercado, es decir, “sí saben”. ¿Puede la hipótesis de la ignorancia explicar la diferencia en la prosperidad de las naciones?

La hiperinflación es uno de los peores tormentos que un gobierno puede provocarle a la sociedad. Viene al caso la situación en Venezuela. De acuerdo con un estudio de Jon Aldekoa en Market Trends (7/10/2018), el Fondo Monetario Internacional (FMI) “estima que la inflación anual llegará al 1.000,000% para finales de 2018”. Inflación de un millón por ciento anual, es prácticamente inimaginable y difícil de entender para quien no la vive en carne propia. Puesto en contexto, significaría que los ahorros de toda una vida, suficientes para comprar una casa en enero, no alcanzarían para comprar un par de calcetines en diciembre. Es la destrucción total de ahorros y patrimonios, quiebra masiva de empresas, alto a la producción, escasez de todo tipo de productos y colapso de la actividad económica, imperan el desempleo y el hambre. No tiene sentido guardar un bolívar hoy para gastarlo mañana, pues ya no valdrá nada. Cesa el cálculo económico y monetario, dado que es imposible predecir el valor del dinero y los precios. Claro está que los que viven de la posición y el privilegio del gobierno no sufren las tribulaciones. Como señala Aldekoa, Venezuela ha pasado a formar parte de ese selecto y trágico club de países hiperinflacionarios de la época moderna, donde un pan se cotiza en millones o millardos. Destruir la moneda es acabar con la economía.

¿Es que los líderes políticos de Venezuela, Maduro y sus asesores, no entienden, son “ignorantes”? ¿No tienen los alcances para acudir a una biblioteca a buscar vasta literatura sobre las causas y curas de la inflación, consultar en Wikipedia o pedir consejo de algún economista medianamente formado e informado? ¿No entienden las causas de la hiperinflación y cómo detenerla? ¿Realmente se creerán el mito que todo es provocado por intrigas del imperialismo contra la revolución? Cuesta mucho creer que no saben ni entienden. Acemoglu & Robinson dirían, creo, que entienden perfectamente, pero no están dispuestos a adoptar las políticas y medidas que podrían poner en peligro su poder y privilegios. Por el contrario, la total destrucción del aparato productivo y la forzada migración de millones de personas dejan una población completamente dependiente del favor de los gobernantes y solidifica su poder. ¿Ignorancia o estrategia?

fritzmthomas@gmail.com

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

ARCHIVADO EN: