LA BUENA NOTICIA
Jubileo de las familias
La parroquia San Juan Bautista, Moyuta, recibe hoy a quien fue su obispo por cerca de tres lustros: Julio Cabrera Ovalle, ahora obispo de Jalapa-El Progreso. Llega para celebrar el Jubileo de las Familias, en el Año de la Misericordia, que se inició el pasado 8 de diciembre y concluirá este 20 de noviembre.
Él inauguró en Jutiapa el año jubilar, destinando dos templos para obtener la indulgencia, el de San Cristóbal, ahora la nueva catedral, y el de Moyuta, por el que ya peregrinaron las comunidades del municipio; además, Conguaco y Jalpatagua. Pronto lo harán Pasaco y Comapa.
Este domingo lo hacen las familias moyutecas, para descubrir que su realidad, cualquiera sea, está bajo la mirada sonriente de Dios, que les muestra su amor fiel y misericordioso, y experimentar el gozo del perdón gratuito y generoso, que las lleva no solo a sanar sus heridas y darles la inspiración y fortaleza para superar sus múltiples dificultades, sino a reencontrar “la alegría del amor” y convertirlas en sujetos activos de la misión en el mundo, llevando el “Evangelio de la Familia” a todos los rincones.
En Moyuta, el Jubileo de las Familias se proyecta con el lema “La alegría del amor en las familias es el júbilo de la Iglesia”, en un intento por que la familia recupere la belleza del amor, que quizá se va perdiendo por la rutina y el desencanto, fracasos y frustraciones, infidelidades y negocios mal llevados, enfermedades y duros problemas económicos, violencia e injusticias. Es la oportunidad para concretar el sueño de hacer realidad la Buena Noticia que es la familia en los designios de Dios para la sociedad y la Iglesia.
Si se da cabida al Evangelio de la Familia, la sociedad tiene la posibilidad de salir de su atraso, superar sus diversas crisis y humanizarse más. Para ello es necesario, como sugiere el cantautor P. Zezinho, que ninguna familia comience de improviso o por casualidad; que ninguna fracase “por falta de amor”. Que hombre y mujer sean el uno para el otro y vivan la entrega gozosa de alma, cuerpo y corazón.
La pobreza y la miseria que golpean a la sociedad guatemalteca son inhumanas. Una de sus causas está en la ausencia de políticas públicas hacia la familia de parte de las autoridades. Lamentablemente no lo han hecho, porque no les interesa o porque muchas de ellas han estado involucradas en redes criminales de corrupción, generando la triste realidad de familias excluidas y empobrecidas.
Queremos que ninguna familia se albergue debajo de una “champita” o casita de bajareque, sino bajo un techo digno del ser humano; que nadie se entrometa en la vida de los esposos, enlazados por el amor en el sacramento del matrimonio que los ha consagrado; que ningún corrupto “los haga vivir sin horizonte” y sin temor al futuro. Queremos que en toda familia “el hombre retrate la gracia de ser un papá”, que “la mujer sea cielo, ternura, afecto y calor”, que “los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor”. ¡Caminemos, familias moyutecas, sigamos caminado, no desesperemos, no renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión! (papa Francisco)
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