Se juega el país
a las llamas. Eso es más que extremo. Es homicida… Pura locura”. Stephenson está frustrado por la poca acción real para detener la destrucción del sistema de vida del Planeta; acusa a los gobernantes y poderosos del mundo de crímenes contra la humanidad y contra la vida en la Tierra; y señala a los ambientalistas de haber caído en el jueguito de “hacer propuestas positivas, ser razonables y negociar soluciones”.
Eso no funcionó y por eso hoy tenemos, en la atmósfera, la cantidad de dióxido de carbono más alta de los últimos 800,000 años, escribe Stephenson. Él vive en un país donde, aunque cada vez menos, el sistema democrático medio funciona. En Guatemala la democracia es una quimera, casi nadie recuerda que existe el problema ambiental y las instituciones creadas para enfrentarlo fueron corrompidas desde hace muchos años.
La corrupción es —sin duda alguna— de las peores desgracias de Guatemala.
En estos días vemos, en primera plana y sin inmutarnos, el caso de las comisiones de postulación, sin que —al parecer— se entienda la gravedad de la situación. El martes 23, Marielos Monzón escribió sobre las comisiones de postulación como mecanismos de impunidad. Su texto motivó un exabrupto de algunos miembros de la comisión de marras, que buscaban convertirse en tribunal de inquisición: ¡pretendían citar a la periodista para que explicara! Olvidaron, algunos de estos señores (aunque son decanos de facultades de Derecho y colegiados activos) que el artículo 35 constitucional garantiza la libertad de expresión por todos los medios y sin censura.
Querer citarla, y referirse a ella públicamente, de forma amenazadora, es un mensaje amedrentador no solo para ella sino para todos —periodistas y columnistas— que nos pronunciamos públicamente. Olvidaron también que —como funcionarios y figuras públicas— están sometidos al escrutinio y la crítica. ¿Pedirán a Prensa Libre y elPeriódico que expliquen sus recientes reportajes sobre la injerencia en la comisión de postulación y las oscuras negociaciones para elegir al próximo fiscal? Tendrían que hacerlo con casi la totalidad de los medios de comunicación, y los columnistas que nos sumamos a denunciar los mecanismos poco transparentes que usan.
Aquí se juega el país, como escribió Marielos. Tener una justicia independiente es un derecho fundamental, porque en las instituciones de justicia se dirimen los temas y conflictos que nos afectan a todos, incluidos los ambientales. El descaro con que negocian todo nos obliga a ser más pesimistas respecto del futuro de Guatemala que del futuro de la vida sobre la Tierra. Al final, el poder económico y los intereses de los insaciables generan el mismo excremento en cualquier parte del mundo.