Justicia con agenda
se percibe, más bien, que la justicia en el ocaso de la era Colom tiene agenda específica y que las capturas buscan a los enemigos políticos e ideológicos de alguien con mucho poder.
Así es la percepción actual: los exgenerales, a prisión como parte de un odio entre extremas, y los del Bancafe, a prisión como máxima afrenta a una clase icónica, odiada por los populistas.
Los justicieros ya se van, pero arremeten con odio supremo en su último mes de mando y resentimiento. Y lo peor es que en ese proceso manchan y agreden con lujo de fuerza a muchas personas cuya culpabilidad no ha sido probada y a personajes ilustres, como el abogado fundador del Centro de Defensa de la Constitución y ex embajador en Washington, Eduardo Palomo Escobar.
De intachable trayectoria como abogado y funcionario, Palomo fue consejero legal del banco local, no del banco internacional presuntamente responsable de las acusaciones que se han señalado, o sea, no directivo, y quedó—por razones inexplicables— detenido el fin de semana anterior. La acusación en su contra parece insustanciada, más el impacto de la ola justiciera contra él, intenta manchar una carrera y honra valiosa para el país.
En el juego de las percepciones, la fiscal luce hoy como una eficiente y valiosa pieza, pero inexplicablemente enderezando todo su poder contra un abogado como Eduardo Palomo, quien sin duda es referente del buen ciudadano, del magnífico profesional y nunca vinculado al caso.
Era totalmente innecesario el lujo de fuerza con que fueron capturados o retenidos los banqueros, que desde hacía varios años se presentaban voluntariamente a los tribunales, pero además se violó el Artículo 13 de la Constitución, que prohíbe a las autoridades presentar ante los medios a detenidos que no hayan sido previamente indagados por tribunal competente.
Me pregunto entonces a qué juega la señora fiscal con esta y otras capturas. No entiendo la trama de fondo, mas la percepción me da malos augurios para la justicia guatemalteca, manoseada en el ocaso de una oscura confrontación provocada por la izquierda radical agazapada en el poder, sin excluir a inconfesables intereses económicos.
Temo que el sistema de justicia esté deslizándose sobre una vertiente de odios ideológicos que, en el estertor final, no dudan en manipular con descaro alguno a la agonizante institución de la justicia.
Termino esta columna pre navideña saludando a quienes me han honrado con su lectura en este 2011. Invoco con respeto el amor del Creador y el misterio de la Natividad, para que Guatemala sea bendecida con sabiduría, fortaleza y fe en su futuro hoy y siempre.
Que la paz inunde nuestros hogares en estas fechas y que quienes sufren injusticia resuelvan pronto su situación.