LIBERAL SIN NEO
La distribución del ingreso
Es común escuchar que el ingreso está “mal distribuido”. Políticos, analistas, sociólogos, socialistas, e incluso muchos economistas se lamentan de que el ingreso está mal distribuido y piensan que saben cómo debe distribuirse. Un elemento que agrega a la confusión, es que este tipo de pensamiento implicaría que hay un “distribuidor”. El hecho es que el ingreso se distribuye y redistribuye a cada instante.
Tomemos por ejemplo la distribución del ingreso de un shuco; ese icónico platillo tan chapín y tan global a la vez. Lejos están los días de mi adolescencia, cuando un shuco costaba 15 centavos. Supongamos el shuco tradicional, que hoy cuesta Q6.50, y examinemos cómo se “distribuye el ingreso”, o lo que de manera más acertada sería la “cadena de valor”. Los ingredientes del shuco básico son: pan, salchicha, guacamol, repollo, salsa de tomate, mostaza, con chile opcional, sal, limón y agua, envuelto tradicionalmente en papel rústico, servido desde una carreta de madera, calentado en parrilla con carbón. Todo preparado, servido y cobrado por el shukero.
La salchicha contiene carne de cerdo, manteca y especias. El cerdo ha sido alimentado con concentrado, que contiene harina de trigo importada de Argentina, Canadá o EE. UU., quizás harina de maíz, de hueso y de sangre, vitaminas y otros ingredientes. Muchos de los ingredientes han sido importados, transportados en buques, quizás fabricados en Corea o China. En todos estos procesos se ha utilizado maquinaria, herramientas y utensilios, empleando metales que provienen de la minería, todos transportados en vehículos quemando gasolina o diésel, provenientes del petróleo. La fabricación de la salchicha hecha en Guatemala ha utilizado materiales provenientes de decenas de países y el trabajo de millones —sí, millones— de personas alrededor del mundo. También se ha consumido mucho tiempo; fue hace muchos años que inició la extracción de materiales de la tierra que serían indispensables, tan solo en la fabricación de la salchicha.
Si vemos cualquier otro ingrediente, ya sea el pan, la servilleta, las ruedas de la carreta, la parrilla, ollas, cuchillo, hasta el delantal y gorra del shukero, encontraremos largas cadenas de valor. El árbol que dio el aguacate para el guacamol se sembró hace años y ha sido atendido, cuidado y nutrido con esmero.
Todos los procesos, ingredientes y pasos para la producción de un simple shuco se han pagado con Q6.50. El ingreso se ha distribuido entre millones de personas alrededor del mundo. Por cierto, se han pagado muchos impuestos en toda la cadena de valor. Es interesante hacerse la pregunta: ¿Quién es el que más le ha ganado a un shuco y todos sus ingredientes? El shukero es quien ha tenido el mayor margen de ganancia sobre esa particular salchicha, pan, repollo y aguacate. El dueño de la fábrica de salchichas, probablemente es más rico que el shukero porque vende muchas unidades. Pero a una salchicha puesta en el shuco y vendido, le gana más el shukero.
La distribución del ingreso de un shuco, entre millones de personas alrededor del mundo, ocurre en virtud de un proceso; largas y complejas cadenas de valor. Este es el proceso de mercado. El conocimiento de los millones de actos, procesos y transacciones de un shuco está disperso, también entre millones de personas. No hay una sola persona que tenga todo el conocimiento que involucra un sencillo shuco. No hay tal “distribuidor”. La pretensión de saber cómo “se distribuye el ingreso” ocasiona que el shuco nunca se materialice.