CATALEJO
La gran magnitud de una seria crisis
DESDE MUCHAS PERSPECTIVAS se debe ver el caso del encarcelamiento de José Manuel Morales y de Sammy Morales, hijo y hermano del presidente Jimmy Morales, de importancia derivada de quiénes son los involucrados y la relación con quien alguna vez pudo encarnar en los guatemaltecos el anhelo de llevar a la presidencia de la República, el puesto político por excelencia, a alguien con cero experiencia. Desde el punto de vista teórico-jurídico, se trata de dos ciudadanos a quienes la ley está alcanzando y por ello deben enfrentarse a los tribunales de justicia para dilucidar su situación. El castigo jurídico debe tener relación con la magnitud económica de las acciones ilegales cometidas. Hasta allí no habría problema.
PERO LO OCURRIDO, desde el punto de vista de la política, tiene una enorme importancia a causa precisamente de quiénes están involucrados en el asunto. El hijo del presidente, de hecho, admitió como ciertas algunas de las acusaciones. Cuando el vicepresidente Jafeth Cabrera considera este caso como un hecho carente de efectos negativos para el gobierno, sus amigos personales y en la administración pública le deberían sugerir guardar silencio. Causa hilaridad y genera un sentimiento de pesadumbre para algunos, y de rabia para otros, porque se evidencia como una práctica común para esquilmar al Estado, al punto de no provocar en el tío y en el sobrino la pregunta acerca de la legalidad de la acción, por no mencionar su corrección.
EL LEMA DE LA CAMPAÑA, “ni corrupto, ni ladrón”, fue equivocado, porque presuponía la impunidad. Olvido o descaro, es una calificación dependiente de criterios válidos esgrimidos por quien los escoja. Las palabras bonitas del discurso de toma de posesión quedaron en las frases vacías, y los sollozos en público se convirtieron en una tragicomedia. Se aumenta la debilidad de posición presidencial, ya afectada a causa del transfuguismo parlamentario de la peor calaña en la bancada oficial, ahora refugio de personajes cuestionables, urgidos del derecho de antejuicio. Se ha dicho en varias ocasiones, pero no por ello es evidente el daño causado a la esperanza de los guatemaltecos hastiados de la clase política tradicional.
ESTA CRISIS POLÍTICA LA SUFRE el presidente y su equipo. Irónicamente, en cierta forma constituye una lección para quienes participan activamente en el sistema político. La generosa condonación de impuestos a un grupo de ciudadanos escogidos, constituye un hecho de similar efecto terrible para la figura presidencial, aunque —como la presentación de facturas dudosas— haya sido desde hace tiempo una práctica común. Por aparte, si no se aplica la ley con igual vehemencia a los grandes manipuladores del dinero del erario, es imposible defender a este caso de quienes no la consideren una acción jurídica, sino una basada en oscuros criterios políticos. A causa de eso los actores de este drama provienen de diversas fuentes.
PASADA LA SORPRESA DEL miércoles, es necesario meditar si el sistema jurídico-político sale beneficiado a corto, mediano y largo plazos. A mi juicio, la respuesta es un Sí. El robo de los recursos públicos en un país donde la mitad de los niños tiene desnutrición —por ejemplo—, constituye algo imperdonable, un extremo casi imposible de imaginar. El ciudadano Jimmy Morales tiene ahora la disyuntiva de cómo actuar, qué decidir acerca de su futuro. Sus errores propios y los de sus círculos, políticos y familiares, aunque no sean mayores a los cometidos por muchos otros, esta vez alcanzaron un nivel sin precedentes. Se ha abierto una puerta a permitirle a los guatemaltecos algo de esperanza, pero eso solo podrá decirlo el tiempo.