CATALEJO
Las diferencias de esta campaña
DEBIDO A LA ESCASEZ DE TIEMPO de la campaña electoral previa a la segunda vuelta del 25 de octubre próximo, tanto Jimmy Morales como Sandra Torres deberán utilizar con sumo cuidado las oportunidades proporcionadas por los cinco fines de semana, en los cuales tendrán la oportunidad de presentarse de manera personal ante grupos de ciudadanos a quienes les puedan enviar los mensajes cara a cara, por decirlo así, y no solamente por la vía —efectiva, pero indirecta— de la propaganda distribuida por los medios de comunicación, ya sea tradicionales o los recientemente agregados a la lucha electoral, es decir a las diversas manifestaciones de las redes sociales. En número de días estamos hablando de solamente 32, cantidad de veras muy corta.
ENTRE LAS CONSECUENCIAS de todo lo ocurrido en los ámbitos ciudadano y político a partir de abril pasado, parece haber pocas posibilidades a los mensajes vacíos de contenido, similares a los utilizados en la primera campaña. Los “le toca”, “ni corrupto ni ladrón”, “sí se puede”, por mencionar tres casos, dos actuales y otro ya lejano, simplemente ya no tienen cabida a causa de la madurez manifestada por los ciudadanos guatemaltecos de todos los estratos sociales y lugares de residencia. No hay tiempo para mantener o escoger una nueva frase de ese tipo, y se debe hablar entonces de una mezcla de tres elementos: qué se piensa hacer, pero, sobre todo, cómo, cuándo y de dónde saldrán los fondos para hacer realidad las promesas.
COMO YA SE HA DICHO EN varias ocasiones, los guatemaltecos deberán escoger si le dan el beneficio de la duda a alguien cuya inexperiencia en política es clara, y carece de equipo propio, por lo cual debe recurrir a sectores tradicionales en búsqueda de ideas, de personas y de planes, o si por el contrario se inclinan por alguien con experiencia en el manejo del Estado, aunque la forma de hacerlo en su momento haya sido una de las razones para tener un sólido rechazo, manifestado en las encuestas con la respuesta a la pregunta: “¿Por quién nunca votaría?”, un elemento complementario a esto es la confianza de un cambio hacia la madurez, un abandono de las ideas fundamentalistas políticas y económicas, para sustituirla por una posición balanceada.
A CONSECUENCIA DE ESTO, las presentaciones en público deben cambiar en el discurso, abandonando la forma —chistes, pachangas de grupos musicales, reparto de regalos— para darle fuerza al fondo del discurso. Los equipos de estrategia deben también abstenerse de los ataques personales, de la burla, del insulto, para centrarse en los objetivos, los centros de la actividad gubernativa en caso de una victoria. No podrá haber lugar para frases poco serias, ni para bromas. Los candidatos no podrán ser vendidos como si fueran dentífricos, y las referencias a la vida personal, privada y, sobre todo íntima, solamente podrán ser válidas cuando se refieran e incluyan aspectos relacionados con la vida pública, en este caso todo lo referente a la campaña, al partido, a la relación familiar con gente cercana o integrante del círculo de poder.
UN TEMA IMPORTANTE LO será combatir la decisión de quienes no quieran ir a votar, en señal de protesta por la mala calidad de los dos contendientes, producto de un sistema ya caduco. El mensaje debe ser dirigido sobre todo a la generación joven, postconflicto, post Guerra Fría. Ambos aspirantes deben también tener clara su pertenencia al grupo minoritario de la población, y los analistas necesitan observar el porcentaje de ausentismo de las urnas, sobre todo en las áreas urbanas. Esto será un mensaje claro, porque al disminuir los votos válidos sobre los cuales se saquen los porcentajes de votos positivos, se confirmará la posibilidad de un gobierno colocado en el puesto por la mayoría de una preocupante minoría ciudadana.