EDITORIAL

Las trampas del Legislativo

Una vez más el Congreso hizo de las suyas, con las viejas mañas de aprobar un nuevo presupuesto en el que renovaron muchos de los torcidos propósitos que mueven a la mayoría de los diputados.

Primero, porque como cualquier grupo de cuatreros, esperaron al plazo límite para tomar por asalto el costal de recursos financieros y repartirlos a discreción, sin esgrimir ningún criterio técnico y rehuyendo cualquier tipo de transparencia.

Una de las grandes inconsistencias detectadas es que le quitaron casi la mitad de los recursos asignados a la Unidad Nacional de Atención para Enfermos Renales Crónicos (Unaerc), de cuyo funcionamiento depende la vida de miles de personas.

Podrán argumentar que se hizo porque el principal proveedor de suministros médicos a esa instancia era Gustavo Alejos, lo cual puede aparentar buena intención, pero debieron apostar por la rendición de cuentas y la fiscalización de los contratos, en lugar de hacer piñata con el monto retirado a dicha dependencia de salud.

Los fondos entregados a oenegés, que supuestamente volvieron a entrampar la aprobación de gastos para el 2016, no son en sí el problema, sino la falta de claridad en las reasignaciones. Seguramente se habrá castigado a algunos, pero también es muy posible que ahora solo hayan cambiado de nombre los destinos de muchos recursos, pues varias de esas entidades siguen teniendo vínculos con diputados.

También sobresale el capcioso mensaje enviado al nuevo presidente electo, quien, según criterio de algún legislador, deberá rogar al Congreso que le elimine algunos de los candados que buscarán restringir el gasto, lo cual evidencia que es falso que los diputados quieran que las asignaciones sean inamovibles.

Lo que han buscado siempre son bazas que les permitan negociar, o más bien extorsionar, al Gobierno central, sobre todo si se toma en cuenta que la bancada mayoritaria es la de Líder, que dio una magistral muestra de cómo chantajear, mediante interpelaciones, ausencias y negociaciones, a lo largo de la legislatura.

A los que argumentan que el techo es demasiado reducido también se les debe aclarar que eso no es necesariamente cierto, y por ello, antes de ponerse a negociar con el Congreso, el presidente electo, si desea ser fiel a su lema de campaña, debe continuar la austeridad que rige por obligación en la actualidad. Literalmente no hay recursos, el fisco no está captando lo suficiente, ni siquiera para cubrir lo que ya estaba presupuestado.

Por esa razón resulta urgente también que el presidente electo revele con prontitud los nombres de las personas que integrarán el Gabinete, puesto que no habrá planes serios de contención del gasto si no hay responsables de trazarlos y cumplirlos. De hecho, el lunes, la Secretaría General de Planificación Económica entregó los datos financieros y de nóminas de personal a allegados de Jimmy Morales, pero para emprender la segunda fase de la transición necesitan tener interlocutores de la administración entrante.

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