ENCRUCIJADA
Leamos
Necesitamos más lectores. La tercera parte de los guatemaltecos que visitan la Feria Internacional del Libro ya son predominantemente jóvenes, de menos de 34 años, y entre los niños que la visitan, la mayoría son niñas. Confirma que la lectura se mantiene a pesar de los ambientes de conflicto, desigualdad y banalidad que la castigan. Sabemos, gracias a un estudio sobre visitantes a Filgua, que la mayor parte de asistentes a la feria van acompañados de familiares, lo cual significa que se están estableciendo sólidas bases para nuevos lectores, puesto que el interés que mantenemos por la lectura generalmente se remonta a agradables experiencias con nuestras familias. Y una de las principales fuentes de información sobre Filgua son las redes sociales, lo cual también es esperanzador: existe una complementación, cambiante en el tiempo, entre los diversos medios de comunicación.
En esta feria llama la atención la sólida presencia de la literatura mexicana, acompañada y comentada por reconocidos exponentes de la literatura guatemalteca. Hay una serie de salones donde se darán charlas e intercambios y que tienen nombres de grandes escritores mexicanos contemporáneos, como Carlos Fuentes, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska o Fernando del Paso. No podía faltar una sala Cardoza y Aragón, que vivió exilado la mayor parte de su vida en México y que muchos guatemaltecos tuvimos el honor de conocer en el Distrito Federal. Este “cruce” entre México y Guatemala también se manifiesta en la presencia de escritores guatemaltecos que vivieron allá, así como en talleres donde estarán interactuando escritores, poetas, narradores, editores y ensayistas de ambos países. Se presentarán libros, habrá conferencias y también se llevarán a cabo eventos de cuentacuentos para los niños: ¡un verdadero banquete literario!
Y si alguno todavía tiene dudas sobre la importancia de la lectura y de los libros, evaluemos el caso de uno de los libros con más impacto últimamente, como ha sido el de Piketty, sobre el tema de la desigualdad, repleto de historia, teoría económica y estadísticas. O si tenemos dudas sobre el impacto de lo ficticio, pensemos en los personajes “inventados”, más importantes que la mayor parte de protagonistas reales, como el Quijote, Romeo y Julieta, Sherlock Holmes o el Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias. La ficción también permite identificar lo que no ocurrió, lo hipotético, lo que hubiera podido pasar. Javier Marías, uno de los grandes novelistas españoles del momento actual, defiende la ficción porque permite referirse a lo “posible además de lo cierto, las conjeturas y las hipótesis y los fracasos además de los hechos, lo descartado y lo que pudo ser además de lo que fue.”
Como sabemos, los libros son como los viajes, pero con la ventaja de que también podemos viajar en el tiempo, conocer gente y hechos imaginarios, definir el ritmo con que avanzamos, reflexionar sobre ello y gozar de una buena compañía. Vamos a Filgua, en el Parque de la Industria, abierta hasta el 26 de julio, para convertirnos en un país de lectores.
fuentesknight@yahoo.com