EDITORIAL

Los yihadistas y el aumento de la crisis

El asunto se complica cada vez más. Ya no solo es el caso de la falta de gobierno y el Estado fallido existente al menos en Yemen. Los bombardeos traerán como resultado la radicalización de los fanáticos del EI, pero por otro lado los ayuda a tener más miembros, porque tal tipo de ataques tienen la característica de provocar víctimas inocentes, lo que unido a una campaña engañosa lanzada por los yihadistas hará que surjan nuevos voluntarios para engrosar las filas de la barbarie.

Hacia Occidente, la horrenda escena de la decapitación fue planificada con el fin de crear pavor en todo el mundo. Ha pasado muy poco tiempo desde el ataque a la revista Charlie Hebdo, en París, por lo que aún está clara la evidente segunda intención de esa barbarie, es decir, señalar que pueden actuar en cualquier país. Sabían también los atacantes que las víctimas y la revista iban a ser señaladas de abusadoras de la libertad de expresión por personas que tienen razón pero que inconscientemente sirvieron a los perversos fines de los fanáticos.

Hace algunos días, en Arabia Saudita se reunieron jefes militares de 26 países para analizar la situación en Siria, mientras Egipto le solicitó a la Organización de las Naciones Unidas que elimine el embargo de venta de armas al gobierno libio, con el objetivo de que este país pueda luchar contra los terroristas. Esto solo demuestra la complejidad de los acontecimientos en el Oriente Medio.

Los gobiernos árabes afines a Occidente están sirviendo de aliados, pero no desean enviar tropas porque temen que se repita el caso de la larga guerra de varios años entre Irán e Irak, o de Afganistán e Irak por aparte, en el caso de la Operación Tormenta del Desierto. En ese mismo plano de ser reacios a esta decisión militar se encuentran los países europeos, debido a que pueden ser víctimas inmediatas de acciones de venganza de los yihadistas, utilizando sobre todo a ciudadanos de origen árabe, o a occidentales convertidos al yihadismo.

Mientras tanto, en Estados Unidos hay presión para el envío de tropas, sobre todo de los republicanos, y temor entre los ciudadanos de origen musulmán, casi todos moderados, por más casos como el asesinato de tres jóvenes por un fanático que se entregó a la policía. La barbarie del EI ha provocado que los países árabes musulmanes piensen cómo salen afectados y entiendan los efectos de no accionar con firmeza contra la violencia inhumana y absurda escondida en el fanatismo religioso, lo que es hoy en día el peor peligro global.

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