PARALELO 30
¿Mayoría ciudadana?
“De acuerdo al TSE, los datos finales de las elecciones presidenciales son, respectivamente: P.P. 53.74% y Líder 46.26% de los votos válidos emitidos. Cabe preguntarnos sobre la representatividad de la población guatemalteca en dichos porcentajes.
Según el TSE, al 17 de noviembre, del total de ciudadanos el número de votantes inscritos era de siete millones 340 mil 841. Tan solo la mitad de la población total del país. De ellos, cuatro millones 465 mil 118 votaron. Es decir, 60.83% de los votantes inscritos.
Un tercio de la población apta para votar nos abstuvimos.
De esa totalidad de personas aptas para votar, el 1% anuló su voto (124 mil 934) y 58 mil dejaron su papeleta en blanco. Según el TSE, 2.4 millones de votos fueron para el Partido Patriota. En otras palabras, solo el 31% de quienes votaron votó por el PP y dos de cada 10 votaron por Baldizón-Blandón (aproximadamente un millón de chapines).
Poniendo los números de otra forma, podemos decir que casi siete de cada 10 guatemaltecos aptos para votar, por diferentes motivos, no se expresaron a favor del Partido Patriota y por consiguiente no se sienten representados en el Ejecutivo por Otto Pérez, Roxana Baldetti, su equipo de trabajo y su propuesta política.
Técnicamente, el PP obtuvo mayoría de votos emitidos (53.6%); factualmente solamente el 31% de la ciudadanía apta para votar decidió por quiénes conducirán el rumbo del país.
El partido en el poder representa a una minoría del país: 17 de cada 100 guatemaltecos-as. Esto puede implicar un problema de gobernabilidad para el gobierno del PP durante los próximos cuatro años.
El reflejo de estas, como anteriores elecciones, es de un poder ejecutivo no representativo, y en la que la legitimidad de las políticas públicas es cuestionable.
El binomio en el Ejecutivo, según el artículo 183, tiene el mandato constitucional de representar a todo el país y deberá velar por los intereses de toda la población.
A partir de esta nueva etapa para el país, su trabajo será facilitado o entorpecido —y ojalá fiscalizado— por un Congreso multicolor y sin ninguna bancada mayoritaria (y ojalá por la ciudadanía).
Existe una oportunidad para dotar al Congreso de la representatividad de que el Ejecutivo carece. La representatividad que implica la toma de decisiones legislativas en función del bienestar de la ciudadanía y no a favor de sobornos, ideologías per-se, o directrices partidarias verticales que no representen el sentir y las necesidades de la población. Como ciudadanos de a pie, tenemos tremenda oportunidad de solidificar nuestra democracia durante los años por venir.
Dicho lo anterior, sea la prensa en general y esta tribuna en particular, un vehículo transparente y más legítimo para aportar, fiscalizar, criticar y opinar, a manera de conciencia social, para la construcción de un mejor futuro para Guatemala”.
Viendo en retrospectiva, no nos extraña lo que hoy está sucediendo en Guatemala. Adelante, pues, porque ocupando los espacios recuperaremos al país.
Samperez1@gmail.com