Meditaciones del moribundo 2011

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como este para referirse a la gran variedad de afanes propios de la igualmente amplia gama de actividades humanas. Por eso solo me referiré al campo político, en su manifestación de las elecciones y de los tres lustros de la firma de la paz.

LOS AÑOS MUchas veces son bautizados por los hechos históricos ocurridos. Por eso, 1944 es el de la Revolución de Octubre; 1985, como el del inicio de la democracia formal de hoy. Igualmente, 1993 es el año del burdo autogolpe del delincuente Jorge Serrano Elías. Y el 2011 pasará a la historia como el año en el cual las fuerzas políticas en general, pero especialmente Álvaro Colom, arremetieron contra la legalidad electoral. Así como la acción serranista fue demolida por la acción de hombres valientes a cargo de instituciones como el Tribunal Supremo Electoral y el mismo Congreso de la República, esta vez también fue derrotada la arremetida para un continuismo conyugal en la Presidencia y para permitir la reelección.

PARA LIBRAR AL PAÍS DE esas dos aberraciones, es decir de un “grave error del entendimiento” o un acto “perverso, que se aparta de lo lícito” (DRAE), ocurrió una batalla con la participación, sobre todo, de la prensa de opinión. Unos, muy pocos, apoyaron de manera abierta o solapada dichas pretensiones, pero la mayoría de analistas y columnistas y los editoriales se pronunciaron de manera clara en contra. Quedó de nuevo demostrada la importancia de un estrado en el cual los ciudadanos puedan expresarse. Y finalmente, la Corte de Constitucionalidad actuó en defensa del orden y en concordancia con el lenguaje, la lógica y el más simple sentido del derecho. Eso permitió elecciones con participación de candidatos legales. El resto ya se conoce.

LA LUCHA POR DEFEN-der el orden constitucional duró cinco meses, desde el momento del autonombramiento de candidata presidencial de la señora Sandra Torres Casanova, con el tosco y grosero apoyo del Ejecutivo. En el caso de la intentona reeleccionista, protagonista fue Álvaro Arzú, quien luego logró convencer u ordenó a su esposa, doña Patricia, ser candidata presidencial, en una forma adicional de otra curiosa “matrimonicracia” cuyo objeto era apoderarse del poder presidencial y de la alcaldía capitalina. Ambas señoras cavaron sus tumbas políticas: la primera al calificarse de “madre soltera con cuatro hijos”, luego de un divorcio causante de burla mundial, y la segunda al afirmar su decisión de gobernar con Dios. ¡Por Dios!

LOS 15 AÑOS DE LOS acuerdos de paz fueron festejados sin pena ni gloria, Ignorados y desconocidos por la mayoría. El único hecho positivo resulta ser la oportunidad de analizar las causas de sus evidentes falencias porque nunca fueron aplicados totalmente. Desde el gobierno y la municipalidad capitalina, sus actuales ocupantes trataron de aprovecharse de una celebración de poca popularidad. Los fantasmas de la larga guerra interna están siendo despertados por acciones cuya validez, justificación y posibles consecuencias, son motivo de un análisis pragmático. El pasado debe ser conocido para no repetirlo, pero con la convicción de la imposibilidad de cambiarlo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.